La llave está en los médicos
Vincular el ahorro con la retribución del personal sanitario es una de las fórmulas para reducir la factura - España tiene pendiente el reto de extender los genéricos
El gasto público en medicamentos mantiene desde hace un par de años un aumento casi constante. El pago de recetas no cesa de crecer entre un 4% y un 5% cada año. A pesar de que los medicamentos suelen ser más baratos en España que en muchos de los países de su entorno, el crecimiento de la factura farmacéutica pública ha sido uno de los más elevados de la Unión Europea en los últimos 10 años. La partida dedicada a medicinas no es baladí. En 2009 se gastaron unos 17.000 millones de euros (12.000 en farmacias y 5.000 en hospitales). Así, ese capítulo -que se lleva al año alrededor de un 32% de los recursos sanitarios (el 25% en la UE)- es uno de los puntos más susceptibles de racionalizarse. Las otras dos partidas, personal y gastos en infraestructuras, son mucho más rígidas. ¿Pero cómo aplacar ese gasto? Bajar el precio de los fármacos, fomentar el uso de genéricos o involucrar a los profesionales en la gestión parecen las medidas más adecuadas.
Algunos reclaman que los profesionales se involucren en la gestión y el ahorro
Tras años de intentar contener ese creciente gasto farmacéutico, y lograrlo sólo en cierta medida -2004 se cerró con un crecimiento del 11%- el Gobierno ha decidido que en época de ajustes es ahí donde hay que aplicar la tijera. Y ha apostado por hacerlo reduciendo el precio de los genéricos. A finales de marzo aprobó el real decreto de racionalización del gasto farmacéutico que impone una bajada del 25% en el precio de los fármacos sin marca. Una medida que ha desatado una gran polémica. Y es que, aunque estos medicamentos son como mínimo un 30% más baratos que los de marca (no tienen que afrontar los costes de investigación y patentes), sólo representan el 9% de la factura farmacéutica frente al 30% de países como Reino Unido.
Una cifra que, según Ana Pastor, deberíamos, como mínimo, igualar. "Tenemos un gran reto para extender el uso de los genéricos", asegura Pastor, que sostiene que las medidas del Gobierno, "en lugar de fomentar su uso lo reducen". Expertos como Luis Oteo, de la Escuela Nacional de Sanidad también echan de menos una política clara para promover la prescripción de estos fármacos, considerados una medida de ahorro eficaz. "Durante los últimos 10 años los genéricos han supuesto un ahorro de 10.500 millones de euros para el sistema", asegura Ángel Luis Rodríguez de la Cuerda, director general de Aeseg, que agrupa a los fabricantes de genéricos.
Algo similar a lo que se está haciendo ya en algunas comunidades, donde se prima la prescripción del principio activo (la molécula con propiedades terapéuticas). Un sistema por el que, después, el farmacéutico dará al usuario el preparado más barato, sea de marca o genérico. Esta es una de las fórmulas que José Martínez Olmos, secretario general de Sanidad, considera apta para controlar el gasto. "En Andalucía el 70% de los médicos prescriben por principio activo. Esto puede generar un ahorro de hasta el 30% de lo que cuesta el medicamento", aclara.
La iniciativa andaluza es un buen ejemplo de que los profesionales y la gestión que éstos hagan de la demanda son una de las llaves para controlar el gasto -y no sólo el farmacéutico, también el que suponen las prestaciones-. "Los médicos tienen que introducir el factor económico en sus decisiones. No es posible que estos profesionales, responsables de más del 70% del gasto, no tengan responsabilidad en la gestión de la demanda que ellos mismos provocan", esgrime Juan José Rodríguez Sendín, presidente de la Organización Médica Colegial. Una opinión que comparte Máximo González Jurado, presidente del Consejo General de Colegios de Enfermería: "El ciudadano quiere que se le hagan todas las pruebas y es el profesional quien debe decidir, según criterios de coste y eficacia, qué hacer".
Una de las propuestas en este sentido llega desde la Comunidad de Madrid. "Deberían hacerse cambios en el sistema retributivo de los profesionales para ligarlo a objetivos de eficiencia y calidad", reclama Ana Sánchez, viceconsejera de asistencia sanitaria de esta región. "Tendría que haber incentivos asociados a la prescripción adecuada y coste-eficaz de los medicamentos", añade. Por eso, dice, "es importante que las comunidades puedan participar en las decisiones de financiación de nuevos fármacos".
Una política similar a la que reclama Sánchez ya se aplica, aunque en pequeña escala, en Cataluña o Valencia. Y con resultados. Las dos regiones han logrado un gasto farmacéutico anual de alrededor de un 2,5%, frente al 4,6% de la media española. Martínez Olmos asegura que la medida dirigida a involucrar con incentivos a los profesionales en la gestión goza del consenso de las comunidades. Sostiene, además, que para aplicarla no sería necesario cambiar el modelo retributivo, sino que cada autonomía puede introducir programas para ello.
Hay diversas opciones para ajustarse el cinturón en farmacia. El secretario general de Sanidad propone otra: que la industria cambie el modelo de promoción de los medicamentos. "La figura del visitador médico, por ejemplo, no tiene cabida hoy. La industria gasta en esto 1.800 millones de euros que luego revierten en el precio", dice Martínez Olmos, que asegura que pedirá a Farmaindustria que lo replantee.
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