Las vidas múltiples de Nacho Criado
A principios de los años setenta el arte conceptual empezaba a instalarse entre nosotros como un fenómeno opuesto a lo establecido. De hecho, durante el tiempo que duró la mítica muestra de 1973 en Cataluña se ponía en tela de juicio, por primera vez en España, la que era entonces práctica artística dominante y sus productos, asunto que no pasaría ni mucho menos desapercibido al mencionado "arte establecido".
Aunque lo interesante de la polémica es que desde los grupos alternativos ser internacional no era, en última instancia, lo mismo que había sido años antes cuando los Informalistas, en plena dictadura, habían sido exportados por la oficialidad. Para los conceptuales de los setenta ser internacionales era no hacer gala de nada "diferente" al resto de los artistas fuera de nuestro país. Desde el régimen no sólo se propiciaba la "diferencia" como un valor supremo, sino que este mismo hecho exasperaba en los sectores progresistas el deseo de trascender esos valores y buscar la alternativa en lo internacional. A estos conceptos se sumaba la sospecha de que el problema del país sólo se arreglaría desde dentro, dando una respuesta crítica a la española, rescatando esos otros valores españoles también, aunque apartados del gusto dominante. Tal vez la obra, lúcida, mítica y una de las más irónicas de Nacho Criado ¿Por qué no? Bésale el culo al mono -en este caso era una botella de Anís del Mono, institución española que refundía valores tradicionales a la cual el artista besaba en su acción- se inserte en la propuesta de leer críticamente los iconos "nacionales" impuestos.
No tuvo, o tuvo tardíamente, el reconocimiento que su obra merecía
Criado, presente en los inicios míticos del 73 -uno de los escasos madrileños implicados en los primeros conceptualismos-, estaba trabajando en aquel periodo en acciones fotográficas como 6 asimétrico, secuencia de seis fotos en las cuales se mostraban seis sillas y al propio artista sentado cada vez en una. Había comenzado su trayectoria investigando el uso y las posibilidades de los materiales -tal vez debido a su formación como arquitecto-, siendo calificado algunas veces como minimalista o hasta con cierto regusto de arte povera. Sin embargo, visto con la distancia que da el tiempo, Nacho Criado es mucho más que cualquier reduccionismo formal y más que los límites que cualquier etiqueta pueda desvelar. Escultor, agitador, fotógrafo, inventor de acciones, ambientes, películas, vídeos... Criado es, sobre todo, un artista preocupado por la esencia de las cosas, siempre corriendo tras la huella del acontecimiento donde el proceso es más importante que el producto. Lo probaba una de sus últimas muestras -una especie de antiexposición- celebrada el año 2006 en el Círculo de Bellas Artes, No existe, en la cual se presentaban piezas audiovisuales de diversos orígenes (películas, vídeos...) que le servían para plantear un tema que desde siempre le había intrigado en su cuestionamiento del hecho artístico tradicional: hasta qué punto puede de verdad comprenderse una obra de arte.
Fascinado por sus artistas fetiche -Rothko, Duchamp , Manzoni, los Zaj...- a los cuales ha dedicado homenajes en diferentes muestras a lo largo de su carrera, Criado no cae nunca en un historicismo retórico a través de esas fascinaciones, sino que dialoga con ellas, se traviste, se camufla como el artista de las mil vidas que es cada vez fiel a sí mismo y es dúctil, cambiante, inesperado.
"Todo este quehacer obsesivo y extenuante ha producido un fin de siglo donde la pregunta obligada es 'Qué hacer'. La respuesta no es única. Bastaría con estar dispuesto a preparar el equipaje para una nueva partida", escribía. Él supo tener siempre lista la maleta para experimentar con algo diferente a cada paso y ahora la cierra de forma definitiva. No se puede dejar de pensar que Nacho Criado, como tantos otros de esa generación y aún anteriores como sus amados Zaj -Juan Hidalgo y Esther Ferrer-, no ha tenido todo el reconocimiento que su trabajo merece o lo ha tenido tardíamente. Sólo hace menos de un año Criado recibía el premio Nacional a una carrera de experimentaciones.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.