Once universidades desarrollan escáneres para la seguridad de aeropuertos
TeraSense se basa en frecuencias de terahercios, inocuos para la salud yaplicables al diagnóstico médico
Dentro de unos años, los escáneres corporales en aeropuertos de medio mundo podrían incorporar tecnología made in Spain. Esta es la ambición de 130 investigadores de 11 universidades españolas que trabajan en desarrollar un sistema de seguridad preciso, inofensivo para la salud, respetuoso con la privacidad y barato. Es decir, casi todo lo contrario de los escáneres que ya operan en Francia, Holanda y EE UU.
La clave está en diseñar sensores que capten y emitan frecuencias de terahercios (THz, cantidad de veces por segundo que se repite una onda), situadas en el espectro electromagnético entre la luz y las microondas. Las radiaciones de terahercios pueden penetrar en objetos opacos, determinar su estructura y, mediante software de visualización, confirmar si se está ante un metal, un líquido, un explosivo... Todo ello sin riesgo alguno para la salud.
"Son ondas no ionizantes, es decir, no tienen efecto en la materia viva al no romper las moléculas, cosa que sí ocurre con los rayos X a frecuencias elevadas. Por tanto, no existe peligro", explica Lluís Jofre, catedrático de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) y coordinador del proyecto TeraSense.
A mediados de 2011 el grupo espera tener listo un prototipo de escáner a 0,1 THz capaz de detectar en tiempo real si una persona lleva encima elementos prohibidos. Y lo hará de dos maneras al mismo tiempo: de forma pasiva, captando la diferencia de temperaturas entre el cuerpo humano y los objetos, y de forma activa, emitiendo radiaciones a frecuencias de terahercios.
Las señales captadas y recibidas por el sistema serán interpretadas por un software y visualizadas en una pantalla. "La mayoría de los escáneres hoy en día son activos, de rayos X. Será la primera vez que probemos la viabilidad de un sistema híbrido, activo y pasivo a la vez", dice Antonio Broquetas, catedrático de la UPC.
La otra ventaja apunta al anonimato. Los sistemas actuales desnudan digitalmente al viajero, revelando su anatomía. "Si esas imágenes se relacionan con nombres y apellidos en una base de datos, hay un problema", dice Broquetas.
Los investigadores españoles barajan alternativas como hacer que resalten sólo los objetos sospechosos sobre una especie de maniquí digital o situar al operario que analiza las imágenes en una sala separada de los viajeros.
El grupo trabaja tanto en ensamblar el equipamiento (transmisores, receptores, antenas...) como en desarrollar el programa de visualización. Según la frecuencia de terahercios utilizada, las aplicaciones irán más allá de la seguridad. "Con un equipo a 0,3 THz (300 gigahercios) estudiaremos la contaminación atmosférica", explica Jesús Grajal, miembro del proyecto y profesor de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). "También se podría embarcar un receptor a 0,3 THz en un satélite y vigilar fenómenos atmosféricos desde el espacio".
Jofre anuncia más planes. "Construiremos un microscopio que emita frecuencias entre uno y tres THz. Se podrá aplicar a diagnósticos médicos, como detección de cáncer de piel, a analizar la pureza de fármacos o comprobar defectos en los materiales de construcción de la industria aeroespacial". Esto se producirá en la última fase del proyecto, a mediados de 2013, poco antes de concluir la investigación.
Recuperar terreno
Para esa fecha, los 3,5 millones de euros de presupuesto aportados por el Ministerio de Ciencia e Innovación, dentro del programa Consolider, deberán haber cuajado en acuerdos con compañías como Indra, Siemens, BASF o Broadcom, que permitan cerrar patentes y llevar la idea al mercado. "EE UU, Alemania, el Reino Unido y Japón ya tienen productos similares. Para España será la primera vez. Se trata de recuperar terreno", dice Jesús Grajal.
Los investigadores confían en comercializar internacionalmente alguno de los hallazgos. Lograr un coste final aceptable será fundamental.
"El escáner en aeropuertos costará entre 100.000 y 200.000 euros, un precio similar al de los actuales", calcula Jofre. "Pero se abaratará. A medida que el sector de las comunicaciones se mueva de los gigahercios a los terahercios, podremos rebajar el coste", añade.
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