La Hora del Planeta

Otro año más, la iniciativa de la Hora del Planeta ha resultado victoriosa. Medio mundo nos congratulamos de haber sido verdes y respetuosos con el planeta durante 60 minutos. Y, con ello, nos sentimos limpios de espíritu.

Todos hemos visto la Torre Eiffel, la Puerta de Alcalá y otros monumentos apagando sus luces, así como miles de hogares, con lo que se consigue un ahorro energético y una reducción de la contaminación notable. Además, estas iniciativas consiguen poner de acuerdo a mandatarios de muy diversa índole, hecho nada habitual. Lo que es una lástima es que se sigan viendo de fondo las miles de farolas prescindibles que derrochan luz. Alardeamos de lo "limpios" que somos y lo mucho que contribuimos a nuestro planeta, para olvidarnos de nuestros propósitos al minuto siguiente y poner simultáneamente en marcha una veintena de aparatos innecesarios, con lo que echamos al traste todo lo conseguido. Además, no hay más que ver a los políticos que después de apoyar la iniciativa, apuestan por las energías que son, paradójicamente, más dañinas para el planeta.

Aprendamos a cuidar nuestro planeta y no nos dediquemos a jugar a las tinieblas con las luces encendidas.