Helados con regusto social
La Fageda exporta a Badalona su modelo de empresa para discapacitados
Muchos de los trabajadores de la nueva planta de La Fageda confesaban haberse despertado ayer nerviosos. Inauguraban su fábrica de helados, situada en Badalona (Barcelonès). Cuando, a media mañana, llegaron las cámaras y las autoridades, a la decena de jóvenes empleados, el 80% con discapacidades intelectuales, se les escapaban risillas nerviosas embutidos en sus uniformes blancos y sus gorros industriales. Son el último reto de esta cooperativa de La Garrotxa. ¿Un centro social? ¿Un taller ocupacional? No. Una empresa de lácteos que factura más de nueve millones de euros al año y ahora entra en el mercado de los helados.
La Fageda, que hasta ahora sólo tenía centro de operaciones en Santa Pau (La Garrotxa), es muchas cosas a la vez. Es un grupo de 270 trabajadores, 170 de los cuales tienen algún tipo de discapacidad o de enfermedad mental. También son familias que ven a sus vástagos conseguir un trabajo digno. Y son directivos, muchos llegados del mundo de la psicología y la psiquiatría, orgullosos de que este proyecto social sea, además, una industria fuerte. Llevan peleando por ella 28 años. El proyecto empezó como un complemento terapéutico para discapacitados en la finca agrícola de Els Casals. Su fundador, Cristóbal Colón, siempre recuerda la perplejidad con la que le miraron cuando dijo que quería "construir una empresa con los locos del pueblo". Pero lo consiguió. Creó un taller ocupacional que servía leche a centrales. Estuvo a punto de hundirse cuando en la década de 1990 entraron las cuotas lácteas. Pero siguieron adelante. Supieron reconvertirse en una factoría de yogures y postres lácteos que se venden en supermercados de toda Cataluña y que en 2009 facturó más de 9,7 millones de euros.
Han conseguido que en la Garrotxa, el paro entre el colectivo de discapacitados intelectuales sea cero. Y para seguir creciendo, han decidido exportar su modelo a Badalona, donde fabricarán helados. Son ambiciosos. Prevén facturar el primer ejercicio 250.000 euros vendiendo 60.000 tarrinas de medio litro.
Para llegar a esos números, está todo atado y bien atado. La industria heladera nació ayer, pero de la mano de un socio potente: la cadena de supermercados Caprabo venderá el producto en exclusiva de momento. Para levantar la factoría de helados han necesitado 350.500 euros, 64.000 de los cuales los ha puesto la Generalitat. "Es un proyecto innovador, real y con futuro", justificó la consejera Mar Serna ayer. "En épocas de crisis es cuando más hay que luchar por proyectos que potencien la igualdad", defendió.
El producto nada tiene que envidiar al de las marcas populares. Entre foto y foto, se podían degustar los helados. "El mejor es el de chocolate con chocolate", concluyó el alcalde de Badalona ante la atenta mirada de varias trabajadoras. Mañana se acabó la fiesta. Toca currar. Eso sí, si se agobian, contarán con el apoyo de una psicóloga y una trabajadora social. "Esto es una empresa, pero lo importante son las personas", explicó la madre de una de ellas.
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