Más toros que toreros
Ganaron los toros a los puntos. Y habrá quien diga que, incluso, por goleada. Y posiblemente no le falte razón. Porque la corrida de Fuente Ymbro, bien presentada sin exageraciones y con el remate justo para darle lujo, fue eso, un lujo de corrida. Ningún toro destacó en varas, cumplieron sin más, incluso hubo dos, cuarto y sexto, que tuvieron una mota de mansedumbre. Nada que restara la nota final, que fue de cumplido notable.
De los seis toros, el primero puntuó más que ninguno. Fijo en la muleta, repitió sin desmayo a partir del primer muletazo. Muy engrasado el motor de ese toro, cada embestida era como un reto. César Jiménez le recetó de entrada, sin pensárselo, cinco derechazos con las dos rodillas en tierra y en el platillo. La exigencia del toro hizo que Jiménez perdiera pasos y terreno por costumbre, por mala costumbre. Muchos paseos también entre serie y serie: ¿respiraba el torero o dejaba respirar al toro? Lo primero, seguro. En faena muy larga, sorprendió un racimo de naturales de buen dibujo. El resto, muy mecánico. Y largo. Tanto, que antes de entrar a matar escuchó un aviso.
YMBRO / JIMÉNEZ, TEJELA, BOLÍVAR
Toros de Fuente Ymbro, bien presentados, nobles y con clase.
César Jiménez: -aviso- entera caída (oreja); -aviso- entera desprendida (oreja). Matías Tejela: entera baja (saludos); casi entera atravesada (silencio). Luis Bolívar: estocada -aviso- y descabello (saludos); pinchazo y bajonazo -aviso- (palmas).
Plaza de Valencia, 15 de marzo. 5ª de Feria. Más de media.
César Jiménez cortó dos orejas muy generosas y salió a hombros
El cuarto, que tuvo sus notas de mansedumbre, como fue salirse sin permiso de la segunda vara o berrear en banderillas, tuvo su punto de pimienta en la muleta. En toro menos lucido, César Jiménez se sintió más a gusto. O eso pareció. Paradojas. Le buscó las vueltas, se centró, le consintió y firmó un acuerdo de colaboración. Se entendieron, en fin. Como en su primero, le volvieron a avisar antes de perfilarse. Si la oreja del primero fue pura pacotilla, la cortada en éste tuvo más sentido. Un dato: a sus dos toros los mató en la boca de riego. Detalle.
A los lotes de Tejela y Bolívar los arrastraron con las orejas puestas. Mala cosa visto cómo fueron esos toros. Para Tejela, peor. Humilló y repitió el segundo, y le ofreció su amistad el quinto. Tejela no correspondió. Espeso de ideas, se perdió como naúfrago sin bote de salvamento en un mar de inseguridad.
Bolívar no logró traducir lo que sus dos toros le ofrecían. Como si hablaran idiomas dispares. Rebrincadito el tercero, pero claro para la muleta, se lo pasó al hilo y muy turbio. Al sexto, el otro mansito de la buena corrida de Fuente Ymbro, no acertó a cogerle el sitio. Lo intentó por aquí y por allá, pero tampoco encontró el plano del tesoro.
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