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Rusia celebra comicios locales entre protestas crecientes

Pilar Bonet

Cerca de 32 millones de personas, el equivalente a un tercio del censo electoral de la Federación Rusa, fueron convocados ayer a las urnas en más de 6.000 comicios de diferentes niveles y características (regionales, municipales y varios referendos) que en conjunto afectaban a 75 unidades administrativas del país.

Las elecciones se celebraban con el telón de fondo de una creciente participación ciudadana en actos de protesta contra la política social y económica del Gobierno, así como contra la corrupción. En distintos puntos del territorio ruso, desde Irkutsk, en Siberia Oriental, al enclave de Kaliningrado, se han celebrado recientemente mítines en los que se han coreado llamamientos a la dimisión del jefe del Gobierno, Vladímir Putin. Los observadores constatan que las manifestaciones y la actividad social comienzan a cobrar nueva fuerza tras un prolongado letargo. Una red de diversas organizaciones, desde activistas de derechos humanos hasta el movimiento de los automovilistas, sostienen e informan de las movilizaciones ciudadanas vía Internet.

El espectro del fraude

La jornada de ayer ponía a prueba la voluntad del Kremlin de permitir unas elecciones más limpias que las de octubre de 2009, en las cuales Rusia Unida (RU), el partido de Putin, se vio reforzado de forma fraudulenta, según sus rivales. En un gesto sin precedentes, los líderes y diputados de los tres partidos de oposición representados en la Duma Estatal (Rusia Justa, el Partido Comunista y el Partido Liberal Democrático del populista Vladímir Zhirinovski) abandonaron entonces el Parlamento en señal de protesta contra el fraude electoral.

El presidente Dmitri Medvédev tuvo que reconocer que los comicios de octubre no fueron "del todo estériles" e indicó que los de marzo podrían ser diferentes. El Kremlin no desea que se repita el escándalo de octubre, por lo cual, según el periódico Nezavísimaia Gazeta, dio una señal a los dirigentes regionales para que, esta vez, se aseguraran de que los tres partidos de oposición de la Duma Estatal obtengan representación en las elecciones en liza ayer. El Kremlin quiere que los comicios tengan apariencia de legitimidad, pero no quiere renunciar a ejercer influencia entre bastidores utilizando los recursos administrativos a su alcance, desde los jueces a las comisiones electorales, autoridades locales y órganos de orden público.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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