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Reportaje:Vida&Artes

El reto de la modernidad (real)

Una sociedad más compleja demanda una monarquía renovada - La corona mantiene su prestigio pese al avance de las ideas republicanas - Y el Rey se adapta

Mábel Galaz

Mediador, pacificador, embajador mundial. Éstos son algunos de los papeles que en diversos sectores de la sociedad española se le atribuyen a un rey del siglo XXI. Don Juan Carlos goza hoy de un amplio margen de aceptación. Y una gran parte de representantes de partidos políticos, empresarios, líderes sindicales y expertos en derecho constitucional sostienen que si el trabajo de la Monarquía evoluciona bajo esos parámetros seguirá teniendo sentido en los próximos años. "El Rey hace ya ese papel y el Príncipe también. Don Felipe es un profesional del siglo XXI. Está muy preparado", asegura la secretaria de Política Internacional del PSOE, Elena Valenciano. "Ambos son muy útiles cuando el Gobierno les necesita. Ellos saben que tienen que adecuarse a los nuevos tiempos y, sin salirse de lo que dicta la Constitución, intentan amoldarse a los nuevos tiempos. Están trabajando en ello, nos consta".

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El 66% de los españoles cree que la monarquía parlamentaria es el régimen mejor para gobernar España. Porcentaje que, con pequeños altibajos, se ha mantenido en los últimos 13 años. Los favorables a instaurar una hipotética tercera república reflejan un incremento sostenido en ese mismo periodo. En 2009 se han incrementado en 10 puntos y han dado el salto hasta el 25%.

Las instituciones que inspiran más confianza a los españoles son, por este orden, el Ejército, la Policía y la Monarquía. A pesar de este respaldo mayoritario, son muchos los sectores que coinciden en que tiene que darse una evolución en el trabajo del Rey para adecuar su tarea al siglo XXI

"El artículo 56 de la Constitución establece que el jefe del Estado arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones...", señala el catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Pompeu Fabra Marc Carrillo. "Las actuaciones que hasta ahora ha llevado a cabo don Juan Carlos se enmarcan en el ámbito de la función moderadora, que es propia de las monarquías parlamentarias que de alguna forma también ejercen algunos presidentes de repúblicas parlamentarias como la alemana o la italiana. Sin que puedan ser consideradas como una extralimitación del papel que la Constitución les atribuye", añade Carrillo.

Para un buen ejercicio de esta función, el Rey tiene el derecho a ser informado, dicen los expertos constitucionalistas. Por esta razón mantiene entrevistas con el presidente del Gobierno. Pero también está condicionado su derecho a la libertad de expresión. "El jefe del Estado ha de poder dirigirse ocasionalmente a la sociedad a través de mensajes genéricos, al margen de la controversia política", señala Marc Carrillo. Pero todos los discursos del Rey son supervisados por el Gobierno. Sólo el de Navidad se escribe en el palacio de La Zarzuela, pero siempre se envía a La Moncloa para que el Ejecutivo tenga conocimiento de su contenido.

En la Casa del Rey se trabaja ya en dar una nueva forma pública al trabajo de don Juan Carlos. Desde hace un mes, el Rey informa de su trabajo de despacho. Se desvelan algunas de las reuniones que mantiene dentro de su actividad diaria en el palacio de La Zarzuela. Ahora se sabe a quién recibe y de qué hablan. Algo imposible hasta ahora, puesto que la gran mayoría de las reuniones eran secretas. La Casa del Rey no informará del contenido de todas las audiencias, pero sí de la mayoría. Alguna, por razones de Estado, se mantendrá en secreto, y la nota oficial que emita el gabinete de prensa de la Casa del Rey sobre la cita estará consensuada con la otra parte.

Una de las primeras reuniones que se hizo pública fue la de don Juan Carlos con los líderes sindicales. "Se armó un revuelo innecesario", afirma Cándido Méndez. "No sé de qué se extrañó la gente. Es normal que el Rey nos llame y pida información, sobre todo en momentos en que hay problemas. Ese día fuimos a La Zarzuela para contarle nuestro punto de vista. El Rey escucha y siempre está dispuesto a echar una mano". Méndez desvela que don Juan Carlos a veces le llama y que, al menos en tres ocasiones al año, acude a su despacho para informarle.

"Claro que tiene sentido una Monarquía en España en el siglo XXI si pensamos en que el Rey sea una figura de representación internacional en un mundo global. Don Juan Carlos en este sentido desempeña un papel fundamental", añade el líder sindical. "Felipe, su hijo, también hace un buen trabajo fuera. Yo le he acompañado a varias reuniones y he visto cómo se mueve. Es una persona muy preparada".

Cayo Lara, coordinador de IU, es de los líderes políticos más críticos con la Corona, a la que no ve sentido ahora, ni futuro en el siglo XXI. "Parece increíble que se pueda hablar de súbditos y reyes", advierte Cayo Lara. "Si alguien quiere representar a España, lo primero que debe de hacer es someterse a un referéndum". A juicio del líder de IU, los españoles son juancarlistas, no monárquicos. "Si Felipe quiere heredar la situación de su padre debería de someterse a una votación", reclama. Lara señala que don Juan Carlos goza de una inmunidad que le viene dada por su actuación en el 23 de febrero.

Miguel Ángel Cortés, portavoz adjunto del PP en el Congreso, cree que abrir un debate sobre la Monarquía ahora es "un debate de segundo nivel". "Es la institución que más apoyo tiene de la gente, por la que se muestra más afecto. Eso se constata cada día en la calle". Lo dice quien en muchas ocasiones ha acompañado a los Reyes y al Príncipe en visitas oficiales. "Don Juan Carlos se ha convertido en un referente integrador, en un símbolo de continuidad en una sociedad cada vez más plural". Y cita varios momentos. "Por ejemplo, el otro día hablaba con una persona que iba a intervenir en el congreso de la lengua en Valparaíso (Chile), y me advertía de que don Juan Carlos era la referencia para todos, ya que había sido asistido a todas las reuniones desde que en 1996 se celebró la primera en Zacatecas. Lo mismo sucede con las cumbres iberoamericanas. Él ha asistido a todas desde 1991, acompañando a todos los Gobiernos. Tiene una experiencia y un conocimiento que no posee ningún político. Por eso es importante tanto su papel de representación como los consejos que puede dar en base a su experiencia. Ha conocido un montón de presidentes de EE UU, a varios papas".

Un participante en una de esas cumbres recuerda, por ejemplo, la labor de mediación que se le encomendó al Rey en noviembre de 2006, en la Cumbre Iberoamericana de Montevideo. Por aquellas fechas, Argentina y Uruguay vivían una enconada tensión debido a las papeleras instaladas en Uruguay, junto al río de la Plata, frente a Argentina. Los argentinos se quejaban de que iban a ser víctimas de la contaminación mientras Uruguay se quedaba con el negocio. El Rey aceptó el compromiso de ayudar, con la colaboración de Exteriores. "La garantía de don Juan Carlos fue fundamental para que ambas partes se sentaran a negociar", dice esta fuente.

El Rey no sólo abre puertas, sino que se las abren. Mientras que Bush jamás invitó a Zapatero a la Casa Blanca, el Rey medió y acudió a su rancho. Hace un mes, cuando Obama decidió no acudir a la cumbre UE-EE UU de mayo en Madrid, invitó al Rey a almorzar en la Casa Blanca.

Para los empresarios, la presencia de la familia real es de gran ayuda a la hora de abrir mercados, sobre todo en el golfo Pérsico y en Suramérica. "Siempre están dispuestos a ayudar. Mandan cartas, hacen llamadas. Sabemos que contamos con el Rey y su familia siempre", concluye Javier Gómez Navarro, presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio.

La Casa del Rey anuncia que hará más transparente el trabajo de despacho del Rey.
La Casa del Rey anuncia que hará más transparente el trabajo de despacho del Rey.JOAN SÁNCHEZ

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Sobre la firma

Mábel Galaz
Fue la primera mujer en pertenecer a la sección de Deportes de EL PAÍS. Luego hizo información de Madrid y Cultura. Impulsó la creación de las páginas de Gente y Estilo. Ha colaborado con varias cadenas de televisión y con la Cadena Ser. Ahora escribe en El País Semanal.

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