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El Gobierno se lanza a defender su obra para cerrar la crisis de Maragall

Montilla y el consejero dan imagen de unidad en la inauguración de un instituto

Las elecciones están a la vuelta de la esquina y no hay tiempo para más debates estériles. A explicar el trabajo hecho y los proyectos del Gobierno. Son dos frases que resumen la forma como José Montilla trató ayer de dar por finiquitada la crisis originada por el consejero Ernest Maragall y sus conclusiones de que el tripartito no tiene un proyecto para Cataluña. Pedidas las disculpas al presidente y puesto el cargo a su disposición, el consejero optó ayer por no llevar la polémica al consejo de Gobierno tal como le habían pedido sus socios. Montilla también cerró el debate con un lacónico "el tema está totalmente zanjado". Otros consejeros hicieron referencias veladas a las críticas de Maragall pidiendo "no distraerse" de los objetivos del Gobierno y capitalizar el trabajo hecho, pero según fuentes del Ejecutivo no hubo mayores reproches a la actitud del consejero.

El sector obiolista también se desmarca del titular de Educación

En un intento de recuperar la normalidad, el tripartito y su presidente abundaron en la necesidad de atajar el según ellos "injusto juicio" de que el tripartito no ha hecho nada. "Nunca antes un gobierno había hecho tantas escuelas, tantos hospitales, tantos kilómetros de autovía y había desarrollado un Estatuto tan ambicioso", recalcó al término de la reunión el consejero de Política Territorial, Joaquim Nadal, que suele ejercer las funciones de portavoz del Gobierno cada vez que las cosas se ponen delicadas. Nadal cumplió a la perfección con la voluntad del tripartito de destacar su obra y dio detallada cuenta de inversiones millonarias como los 99 millones que invertirá el Gobierno en una nueva convocatoria de la Ley de Rehabilitación de Barrios o los 10 millones que gastará para ordenar el caos de las urbanizaciones ilegales de las décadas de 1960 y 1970.

Por la tarde Montilla tuvo el mismo discurso al presidir con el consejero Maragall la inauguración del nuevo edificio del instituto Gorgs de Cerdanyola del Vallès. El encuentro se saldó con una encajada de manos cordial y una sonrisa cómplice entre ambos cargos públicos.

Maragall se mantuvo en silencio durante el evento, pero Montilla aprovechó el acto para defender las acciones del tripartito en materia educativa. "Desde hace tres años mantenemos una media de dos centros nuevos o renovados cada semana", afirmó el presidente catalán, que además apuntó que se ha aumentado "más que nunca" la plantilla de docentes. No obstante, Montilla dejó un espacio para la autocrítica y reconoció que todavía "hay cosas por resolver y cuestiones por discutir". La banda de la escuela recibió a los políticos interpretando la banda sonora de las películas La gran Evasión y El Puente sobre el río Kwai.

La agenda de inauguraciones de Montilla seguirá este mismo viernes con una bien especial: un nuevo parque de bomberos en Tortosa (Baix Ebre). En el acto, Montilla estará acompañado de otro consejero cuestionado, Joan Saura, titular de Interior.

La duda en el Gobierno y, sobre todo en el PSC, es ahora hasta cuándo durará la calma. El consejero Maragall ya ha rectificado, pero el fondo del problema que citaba el consejero -falta de proyecto común del tripartito para hacer frente a Convergència i Unió- dista de estar solucionado, según reconocen muchos dirigentes del partido. La plataforma Nou Cicle, formada por militantes del PSC próximos a las tesis del ex dirigente Raimon Obiols, sostuvo que Cataluña no está fatigada sino "desorientada", y consideró que lo que agota a los catalanes es el "exceso de confrontaciones y mensajes negativos que surgen de la política y su exageración mediática permanente".

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