Marcha contra el almacén nuclear en Castilla y León
Tres pueblos de la comunidad optan al depósito de residuos
Alrededor de dos mil personas llegadas de varias zonas de Castilla y León se manifestaron ayer por las calles de Villalón de Campos (Valladolid) para protestar contra la posible ubicación del almacén nuclear en alguna de las tres localidades de la región que lo han solicitado: Santervás y Melgar de Arriba, en la provincia vallisoletana, y Torrubia, en Soria.
Durante algo más de una hora de una mañana gélida los asistentes corearon consignas y exigieron a los Gobiernos central y autónomo medidas para paliar el abandono de los tres pueblos citados y evitar que el almacén temporal centralizado (ATC) de residuos nucleares se ubique finalmente en algún punto de esta comunidad autónoma. La marcha, convocada por una veintena larga de organizaciones -sobre todo ecologistas y sindicales-, es la primera de estas características que se celebra en la región tras conocerse las tomas de posición de los tres ayuntamientos, cuyos plenos votaron a favor de presentar sus candidaturas.
El hecho de que durante la visita realizada la pasada semana a Valladolid por la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, ésta calificara de "excelente calidad" las propuestas de Santervás de Campos y Melgar de Arriba, ha encendido las alarmas de quienes se oponen a este almacén y que consideran que sería "lo peor que nos puede pasar", en palabras de Marta de la Rosa, portavoz de las organizaciones convocantes. Las tres localidades que han pasado el primer filtro gubernamental apenas suman, juntas, 500 habitantes.
Aunque los pueblos nucleares de Ascó (Tarragona) y Yebra (Guadalajara) tienen prioridad para acoger el almacén, las candidaturas de Castilla y León tienen a su favor que la Junta autonómica no se opone. Todo lo contrario a lo que sucede en Castilla-La Mancha y Cataluña.
En las primeras filas de la manifestación, que discurrió con normalidad, figuraban el secretario regional de IU, José María González, y Carlos Bravo, de Greenpeace. Los dos grandes partidos, PP y PSOE, estuvieron casi ausentes de la manifestación.
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