Un equipamiento de alto nivel
Fundada en 1960 por la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes, la Residencia Blume constituyó el máximo exponente de equipamiento deportivo en Cataluña hasta la construcción del CAR de Sant Cugat en 1988. Por allí pasaron los mejores deportistas españoles como residentes o, simplemente, como externos -Conchita Martínez, Manel Estiarte, Arantxa Sánchez, Doreste- que utilizaban sus instalaciones y se beneficiaban de las ventajas que les ofrecía la institución. Desde el primer momento, Juan Antonio Samaranch, entonces máxima autoridad deportiva en Cataluña, se planteó la instalación como un lugar para el desarrollo global del deportista: residencia, entrenamientos y estudios. Y la Residencia Blume fue creciendo hasta alcanzar estos objetivos. En diciembre de 1964 se inauguraron una piscina de 25 metros, un gimnasio y un centro médico, que a lo largo de los años se fueron ampliando.
De las 24 plazas iniciales, se ha pasado a las 350 actuales. "Tenemos 150 internos y unos 200 externos, todos deportistas de élite que viven, comen, entrenan y estudian en la residencia", explica Carles Giralt, responsable de deportes federados del Consejo de Deportes. "Todos están becados, a petición de las federaciones. Y permanecen en la Blume de los 14 a los 18 años. Después o se van al CAR, si su evolución es correcta, o regresan a sus clubes de origen". El coste de una beca anual ronda entre los 6.000 y los 8.000 euros. Pero ahora, el mismo precio no incluye los servicios de cardiología.
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