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Columna
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¡Hay que cambiar!

Antonio Elorza

Al final los rezos surtieron efecto, aun cuando estuvieran precedidos por una finta de la casa, escondiendo la carencia tras una cortina de seda. En efecto, no es que el presidente Zapatero leyese ante Obama un fragmento de la Biblia en español por ser ésta la primera lengua en que se oró al Dios cristiano en América, sino lisa y llanamente porque es la única que conoce. Cuenta, no obstante, la intención, mostrar la cara humanista del hecho religioso, y por ello la Providencia fue benévola, y después de la granizada de críticas de la prensa económica y de las cifras del paro, le ha favorecido primero con una reacción solidaria de patronos y sindicatos dispuestos a negociar ante la previsible catástrofe, y a continuación con unas cifras del PIB que le permiten esgrimir frente a Rajoy su diagnóstico favorito: la crisis ha tocado fondo y "estamos mejor que hace seis meses". Interviene asimismo el efecto favorable de las desventuras económicas de Grecia, pudiendo Zapatero imitar la relativa satisfacción del sabio herbívoro de fray Luis de León, y hasta proclamar sin que nadie le escuche su voluntad de ayuda. De momento pueden darse por fracasadas las conjuras de los especuladores enemigos de España y de quienes a sueldo del PP conspiran para derribarle.

A Zapatero le salva la incapacidad del PP para ir más allá de la descalificación primaria

Admitamos, pues, y deseemos, que con el reajuste pactado el desastre se vaya a evitar, al calor de una recuperación de la economía europea que tire de sus furgones de cola. La responsabilidad del presidente por el alcance que ha cobrado la crisis económica en España sigue a pesar de ello intacta, e incluso se vería incrementada de salir bien las cosas, ya que entonces resultará claro que debieron hacerse así antes, en vez de poner en práctica un populismo disfrazado de socialdemocracia.

Vale la pena releer la entrevista en este diario con Fernández Ordóñez, a fines de 2008, donde el gobernador del Banco de España juzgaba inaceptable no reaccionar ante una tasa de desempleo del 13% (hoy casi el 20%) e insistía en el debate sobre el mercado de trabajo, que no suponía un simple empeoramiento de la condición salarial, sino la adecuación a la circunstancia de crisis. Algo tan elemental como poner cadenas cuando nieva. Y otro tanto sobre las pensiones. Pues bien, los hombres del presidente se lanzaron a fondo para asegurar en tono triunfalista, con insultos incluidos, que las advertencias del economista carecían de sentido. Negaban éstas el optimismo presidencial, como quienes en la primavera de 2008 hablaban de crisis económica, y por ello debían ser anatematizadas. Pensiones seguras hasta 2050. Ahora se intenta hacer lo que entonces debió hacerse y el responsable de este costosísimo retraso, José Luis Rodríguez Zapatero, tan lleno de sí como siempre.

En El Siglo José García Abad cuenta lo sucedido con Solchaga por anunciarle la crisis económica venidera. Zapatero le expresó su respeto, pero a la primera Solchaga resultó excluido del Comité Federal. Consecuencia: los órganos de dirección del PSOE son simples cámaras de registro. A la hora de elaborar política, el partido sirve sólo para guerrear con el PP, así como éste se aplica únicamente a guerrear con el PSOE. Las encuestas hablan de hartazgo ciudadano.

Más allá de los errores concretos, el problema se plantea al coincidir en Zapatero una capacidad de análisis muy baja -como Rajoy-, con la subordinación absoluta al marketing -vive en un escaparate-, más un empecinamiento cerril en sostenella y no enmendalla cuando toma una decisión irreflexiva. La disciplina de hierro impuesta a su partido, una alta capacidad de maniobra y una recurrente falta de pudor al presentar de manera engañosa propuestas y balances, le permiten sobrevolar las propias deficiencias, en el "proceso de paz" vasco -véase Eguiguren-, en el Estatut y ahora en la crisis. Le salva asimismo la incapacidad del PP para ir más allá de la descalificación primaria.

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En 1982 el PSOE llegó al gobierno con el eslogan ¡Hay que cambiar!, que ahora vuelve a ser necesario y hacia su interior, según reclama Barreda. A pesar de todo, su diferencial de modernización sobre el PP sigue existiendo. Vale la pena no arruinarlo.

(Claro que es un juez progre quien de hecho absuelve al franquismo y destruye a Garzón ignorando que "crímenes horrendos" y "masacres", cuya existencia confirma, tienen una traducción en el lenguaje jurídico que avalaría al segundo: crímenes contra la humanidad. Aquí también hay que cambiar. Como quienes encabecen el manifiesto en su apoyo, eludiendo hacer otro tanto contra la represión en Irán).

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