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El 'alcorconazo' económico

Cuando el Alcorcón, un modesto equipo de Segunda B, tumbó al Madrid en la Copa surgió una pregunta inevitable. ¿Quiénes son éstos que pueden con Cristiano, Kaká y compañía? Pues son Juanma, Borja, Gómez, Rubén, Béjar, Diego..., jornaleros del fútbol, chicos que sin tocar la gloria de la Primera División, o en el mejor de los casos apenas rozándola, han conseguido vivir de esto, de jugar cada domingo con equipos iguales de modestos que ellos. Pero hay otra cosa que les une. Muchos de ellos acabaron en este equipo por dinero. Y no precisamente porque el Alcorcón pague más que sus iguales: "Otros equipos prometen 10 y te dan uno; aquí te ofrecen cuatro y te pagan cuatro", resume de forma gráfica la filosofía del club el defensa Íñigo López.

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La crisis no ha cambiado esta máxima que se ha convertido, más en estos tiempos, en un imán para futbolistas. Lo curioso es que su patrocinador, Soncar, es una constructora, el sector más afectado por la crisis económica que ya dura dos años. Es también la empresa de Esteban Márquez, presidente del club. Junto a Julián Villena, su segundo, se hicieron cargo de la entidad hace 12 años.

El Alcorcón estaba entonces en Tercera "y prácticamente descendido", recuerda Villena desde su despacho en Soncar; "estaba en la ruina, con las taquillas embargadas y una deuda importante con la Seguridad Social".

Los gestores del Alcorcón decidieron partir de cero. Despidieron a todos los jugadores y ficharon nuevos. En un año lograron sanear el club, negociaron el pago de la deuda y así pudieron recibir una subvención del Ayuntamiento que estaba pendiente. El siguiente paso debía ser subir el equipo de categoría, algo fundamental para aumentar los ingresos (entradas y abonos más caros, aumento del número de socios, patrocinadores...).

Lo lograron. Y al año siguiente, un paso más, hasta la Segunda B, que ya no han abandonado. En la tercera temporada de los nuevos gestores, el club ya era autosuficiente. Tiene unos 1.200 socios. El abono más caro es de 120 euros al año. El precio medio de la entrada es de unos 12 euros.

Aparte del buen ojo deportivo, el Alcorcón tiene una filosofía económica básica. "Nunca hemos gastado más de lo que ingresábamos", asegura Villena; "tratamos el club como si fuera una empresa, una empresa que no está obligada a dar beneficios. Nuestro lema es no deber nada a nadie y pagar escrupulosamente". Así que hacen un presupuesto riguroso y ajustado -el de esta temporada ronda los 1,3 millones de euros, ni de los más altos ni de los más bajos de la categoría- y la diferencia entre los ingresos ordinarios y los gastos la pone el patrocinador, o sea, Soncar, o sea, los dueños. Si sobra algo, se va en primas.

El Alcorcón siempre negocia a la baja con sus jugadores. "Los consideramos trabajadores cualificados y cobran como tales, entre 25.000 y 30.000 euros", se defiende el vicepresidente. La rotación es muy alta, aunque eso es bastante normal en Segunda B. De los 23 jugadores de la plantilla actual, sólo cuatro estaban en el club la pasada temporada. El resto llegaron en aluvión este verano. "Vienen a revalorizarse, pero alguno ha llamado luego para volver". Lo que parece claro es que los empresarios que gestionan el club tienen vocación de quedarse. Tienen planes para reformar el campo y han creado una escuela; la idea es incorporar a cuatro o cinco chavales al primer equipo cada año para abaratar fichajes.

El Alcorcón no es el único ejemplo de éxito económico de un club modesto, pero su victoria sobre el Madrid le ha dado visibilidad. Y contrasta con muchos rivales que bordean el desastre económico: "El fútbol es atractivo y te da a conocer. La gente quiere estar arriba y muchos viven por encima de sus posibilidades", concluye Villena.

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