Europa desaira al régimen de Teherán
Siete embajadores de la UE boicotean los actos del aniversario de la revolución - El régimen se moviliza para evitar que la oposición se manifieste en las calles
Los embajadores de Reino Unido, Alemania, Francia, Dinamarca, Italia, Holanda y Austria optaron por desairar al régimen del presidente Mahmud Ahmadineyad en la recepción ofrecida ayer para el cuerpo diplomático, en la víspera del 31º aniversario de la revolución islámica. Tras los ataques del martes contra las legaciones de Italia y Francia por parte de los milicianos basiyí afines al Gobierno de Irán, los embajadores europeos decidieron enviar a personal de menor rango a la recepción oficial. Irritado por el gesto, el Ejecutivo iraní retiró las invitaciones. El encargado de negocios Carlos Sáenz de Tejada acudió a la cita en su doble calidad de representante español y de la presidencia de turno de la UE. Los responsables iraníes han acusado a varios países europeos de instigar las protestas, añadiendo tensión a una relación ya de por sí difícil.
Las detenciones sin garantías jurídicas se suceden desde hace varias semanas
Para excluir de las ceremonias a los sectores críticos, el régimen ha movilizado todos sus instrumentos de propaganda y seguridad. Por primera vez en la historia de la República Islámica, la prensa extranjera no está autorizada a cubrir libremente el aniversario de su fundación.
Pese a los llamamientos oficiales a la unidad, las autoridades han asumido como un desafío la anunciada participación de los opositores y no quieren correr riesgos. La policía anunció ayer nuevas detenciones en una clara advertencia a los participantes. La prensa oficial evita cualquier referencia a las protestas que llevaron a la caída del sah por temor a posibles paralelismos.
Es más que un combate político. Se trata de un pulso por la herencia de la revolución y, en definitiva, por el futuro de este país. El movimiento popular de oposición surgido tras las controvertidas elecciones presidenciales del pasado junio acusa a los dirigentes de haber traicionado las promesas de libertad y justicia social por las que hace tres décadas los iraníes se echaron a las calles. El Gobierno de Ahmadineyad y las instituciones que lo respaldan, desde el líder supremo hasta los pasdarán (miembros de la Guardia Revolucionaria), pasando por fundaciones caritativas y organizaciones paraestatales, se proclaman intérpretes exclusivos de aquel legado ideológico, y de las prebendas económicas asociadas.
"Sólo existen dos frentes. El primero une a la revolución y al pueblo. El segundo agrupa a Estados Unidos, Gran Bretaña, sionistas, hipócritas [término despectivo para los disidentes Muyahidín Jalq]
monárquicos, comunistas, y cantantes y bailarines fugitivos. No hay tercera vía", ha sentenciado el ayatolá Ahmad Jatamí, resumiendo la postura de los sectores más intransigentes.
En ese contexto, se comprende que el llamamiento de los reformistas a una gran participación en las ceremonias de hoy haya causado inquietud. Desde el verano, los opositores, que tienen prohibida cualquier manifestación, han aprovechado fiestas civiles y religiosas para expresar su descontento, inicialmente con el resultado electoral, y más tarde con un sistema que se ha mostrado incapaz de encajar la crítica. Su último reto, el día de Ashurá, el pasado 27 de diciembre, se saldó con ocho muertos y un millar de detenidos.
Las autoridades no pueden tolerar que se repita algo así hoy. El 11 de febrero, el 22 de bahman del calendario iraní, es el día grande de la República Islámica, su triunfo sobre la tiranía de una monarquía corrupta y vendida a los intereses extranjeros, según el ideario oficial. Es también el amanecer de un sistema que prometió justicia social, libertad e independencia. Para muchos iraníes, sólo se ha logrado esta última y al precio del aislamiento internacional.
Todas las ciudades iraníes festejarán el aniversario, pero el acto central es la gran concentración en la plaza de Azadí (Libertad) de Teherán. Decenas de miles de ciudadanos suelen congregarse cada año para expresar su apoyo al régimen y escuchar el discurso del presidente. Pero los dirigentes de la oposición han manifestado que la revolución pertenece a todos los iraníes y convocado a sus seguidores a expresar su descontento de forma pacífica. Uno de ellos, el ex presidente del Parlamento y frustrado candidato presidencial Mehdi Karrubí, incluso ha anunciado su asistencia.
En una nueva advertencia a los opositores, la policía informó de la detención de "varias personas que planeaban frustrar los actos del aniversario de la revolución". Desde hace semanas se suceden las detenciones, que ya no se circunscriben a quienes organizan las protestas, sino que incluyen a artistas, activistas de los derechos de la mujer, estudiantes, periodistas y cualquiera que sea sospechoso de simpatizar con el llamado movimiento verde, por el color de la campaña de Mir Hosein Musaví, el candidato al que los opositores consideran ganador de las elecciones de 2009.
Aunque el Gobierno no ha facilitado cifras, la Campaña Internacional por los Derechos Humanos en Irán habla de al menos un millar de detenidos en los dos últimos meses. Lo que es más preocupante, los arrestos se realizan sin ninguna garantía jurídica. Agentes de seguridad irrumpen en los domicilios a mitad de la noche y se llevan a sus víctimas sin facilitar ninguna información sobre su destino.
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