El posible rescate de Grecia insufla optimismo a unos mercados convulsos
El euro experimenta la mayor subida en cinco meses - El riesgo país cae y el Ibex repunta tras la campaña oficial para apuntalar la credibilidad de España
Las pantallas de los analistas se tiñeron ayer de verde, color que avisa a los inversores de que están ganando dinero. Las Bolsas subieron, el riesgo que arrastra la deuda de los países con unas finanzas públicas más cuestionadas cayó y el euro repuntó con una fuerza que no se había visto en los últimos meses. Parece que los esfuerzos que ha realizado, por una parte, la Unión Europea y, por otra, los Gobiernos con problemas de deuda y déficit más acuciantes -Grecia, Portugal, Irlanda y, como no, España- están cosechando resultados. Al menos en el corto plazo, lo que no es poco en un momento en el que los mercados sufren una histeria que les lleva a sobrerreaccionar ante cualquier estímulo, ya sea bueno o malo.
La moneda común se revalorizó un 1,1% en tan sólo 50 minutos
El exceso de deuda deriva de la 'medicación' contra la crisis
La mañana ya empezó con buen pie. El secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, había dado una buena imagen en su campaña para apuntalar la confianza en España, que le llevó el lunes a Londres y ayer a París. Y los mercados así lo corroboraron: el Ibex 35 superó a lo largo del día la barrera de los 1.300 puntos y cerró la jornada con un alza del 0,68%. Subida que se suma a la del día anterior, del 1%. Tanto el diferencial con el bono alemán como los Credit Default Swap (CDS) -dos buenos indicadores de la confianza que el mercado deposita en la deuda española- mejoraron. La prima de riesgo del bono español -la rentabilidad de más que hay que ofrecer a los inversores para convencerles de que compren deuda de aquí en lugar de la más segura de Alemania- cayó hasta los 90 puntos básicos. Durante los días negros de la semana pasada, este diferencial llegó a superar la cota psicológica de los 100 puntos.
Además, la calentura que había afectado a los CDS o seguros contra impago también se relajó. Para asegurar una emisión de deuda española de 10 millones de dólares había que pagar ayer 144.667 dólares. Unos 22.000 menos de los necesarios tan sólo un día antes.
Pero si el día empezó bien, la locura se desató a media tarde. Se extendieron los rumores de un posible rescate por parte de la UE de Grecia, el país con más problemas financieros de la eurozona. Y a las 17.30 horas la moneda común comenzó una carrera que le llevó de 1,369 dólares a 1,384 en tan sólo 50 minutos. Es decir, en menos de una hora el euro se apreció un 1,1%. Un auténtico seísmo para lo que suele ser habitual en los movimientos a paso de tortuga de las divisas. La posibilidad de un salvamento al enfermo de Europa dio alas a la moneda común, que experimentó su mayor salto en cinco meses. La apresurada vuelta a Bruselas del presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, alimentó los rumores de que la operación salvar a Atenas estaba más cerca.
Los movimientos tectónicos de los mercados no afectaron sólo al euro. Grecia, el país sobre el que se centran todas las miradas, asistió impávida a una mejora sustancial de su prima de riesgo. El rendimiento de su bono a 10 años cayó hasta el 6,387%, 36 puntos básicos menos que el día anterior. La deuda que se emite desde Atenas no había experimentado un movimiento de esta magnitud desde 1998. A pesar de todo, la prima de riesgo griega sigue siendo de largo la más ancha de Europa, superior al 3,2%.
Los mercados dieron ayer un respiro a los países de la eurozona, sometidos a fuertes vaivenes financieros en los últimos días. Pero los expertos no se fían de esta aparente tranquilidad. "Los mercados esperan a la reunión del jueves en Bruselas, que a pesar de ser informal, va a ser muy importante para ver cómo evoluciona la situación", señala desde Chicago Santiago Carbó, asesor de la Reserva Federal de EE UU.
El problema de fondo es, según Carbó, que los Gobiernos occidentales han aplicado una medicina muy fuerte a un paciente, que era la economía mundial, y ahora se están dejando sentir los efectos secundarios. "Se ha inundado el mundo de deuda. Y no está claro cómo se va a solucionar esto, no sólo en Europa. Por ejemplo, hay dudas sobre la senda que va a tomar Barack Obama para reconducir el déficit de EE UU. No descarto futuras tensiones con la deuda americana", concluye Carbó. Así, todo apunta a que la de ayer no va a ser la última jornada de infarto que viven los mercados.
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