Zapatero acude al rezo con Obama para intentar convencerle de que visite España

Tras el jarro de agua fría que ha supuesto la suspensión del viaje de Obama a Madrid para participar en la frustrada cumbre entre EE UU y la UE de mayo , Zapatero aprovechará hoy su estancia en Washington para intentar convencer al inquilino de la Casa Blanca de que visite España, a ser posible este año. No será una tarea fácil, porque Obama ha restringido sus salidas al extranjero para volcarse en la política doméstica, ante las complicadas elecciones legislativas de otoño, pero el Gobierno cree que podría aprovechar algún desplazamiento a Europa para pasar por Madrid. Por ejemplo, cuando en noviembre acuda a la cumbre de la OTAN en Lisboa.

Zapatero podrá charlar con Obama antes del Desayuno Nacional de Oración, al que acude como invitado estrella. Será un encuentro breve y en presencia de otros asistentes, pero no tendrá ninguna otra oportunidad. En su intervención, antes de la de Obama, Zapatero apostará probablemente por el diálogo y la tolerancia entre culturas y religiones, por la lucha contra la pobreza y la igualdad de género, en línea con los principios de su Alianza de Civilizaciones, que Obama respaldó en abril en Estambul (Turquía), aunque no la cite expresamente.

El viaje de Zapatero se ha programado como complemento del que hizo en octubre a Washington, que tuvo que recortar debido a su gira por Oriente Próximo. Por eso, incluirá encuentros con centos de estudios y representantes del mundo económico y empresarial. Anoche, a su llegada desde Madrid, tenía previsto cenar en la residencia del embajador español con miembros del Center for American Progress, una fundación del Partido Demócrata liderada por John Podesta, que fue jefe de Gabinete de Bill Clinton. A la cena estaba invitado también el vicepresidente de la Fundación Ideas, el ex ministro Jesús Caldera, quien no acudirá, sin embargo, al Desayuno de Oración.

Este mediodía almorzará en la Cámara de Comercio de EE UU, la principal organización empresarial del país, similar a la CEOE española. El programa lo completa una conferencia por la tarde en el Atlantic Council, un centro de estudios sobre defensa y seguridad, bajo el título Asociación estratégica UE-USA. Aunque el foro no le será incondicional -uno de los asesores del centro es el ex presidente Aznar-, Zapatero tendrá un presentador de lujo: el consejero nacional de Seguridad, James Jones.

Uno de los aspectos más controvertidos del viaje ha sido la selección de los invitados que acompañan a Zapatero. Moncloa ha hecho encaje de bolillos para evitar agravios y hasta última hora ha mantenido la lista en secreto. Inicialmente, estaba formada por el presidente de la Comisión de Exteriores del Congreso, el democristiano Josep Antoni Duran Lleida, y por representantes de empresas con intereses en EE UU (Ignacio Sánchez Galán, de Iberdrola; José Manuel Entrecanales, de Acciona; Francisco González, de BBVA; y Juan Miguel Villar Mir, de OHL) y medios de comunicación (Juan Luis Cebrián, del grupo PRISA, y Pedro J. Ramírez, de El Mundo). Se les han sumado Rafael del Pino (Ferrovial), José Miguel Contreras (La Sexta), José Manuel Vargas (Vocento), Alejandro Echevarría (Telecinco) y Carlos Herrera (Onda Cero).

Además, invitada directamente por el Congreso de EE UU, acude una delegación parlamentaria integrada, entre otros, por Juan Moscoso (PSOE), Gustavo de Arístegui (PP), Jordi Xuclá (CiU), Josu Erkoreka (PNV) o Carlos Salvador (UPN), entre otros.

El Gobierno sostiene que, pese a la suspensión de la cumbre UE-EE UU, una de las estrellas de la presidencia española de la UE, las relaciones con la Administración estadounidense son inmejorables, como prueba la reciente visita a España de la consejera de Seguridad Interior, Janet Napolitano, o del subsecretario para América Latina, Arturo Valenzuela; y la cita del Rey en la Casa Blanca el próximo día 17. Zapatero podría incluso volver a Washington en primavera para participar en la cumbre sobre seguridad nuclear convocada por la Casa Blanca, aunque tantos viajes al otro lado del Atlántico -ésta es la tercera vez que Zapatero va a EE UU en el último año- podrían ser contraproducentes si, en correspondencia, no viene Obama a España.