Montilla deja en manos del Parlament los asuntos polémicos de las veguerías
El presidente calma las voces críticas de su partido y contenta a ERC
Esquerra Republicana (ERC) se ha salido con la suya. El presidente de la Generalitat, José Montilla, contentó ayer la vieja aspiración de sus socios republicanos y presentó el anteproyecto del nuevo mapa territorial de Cataluña, que prevé sustituir las cuatro provincias por siete veguerías. El plan no entusiasma al Partit dels Socialistes (PSC) porque en medio de la crisis lo considera un asunto secundario. Pero Montilla hace otra lectura: no quiere que se le reproche un incumplimiento porque las veguerías figuran en el Pacte d'Entesa. Pero Montilla ha relegado al debate parlamentario los asuntos más espinosos, como el de la capitalidad de la Cataluña Central (Vic o Manresa) y la del Pirineo (Sort o La Seu d'Urgell). No está claro que la ley vea la luz en esta legislatura porque quedan nueve meses.
Tras el Consell Executiu, Montilla compareció junto con el consejero de Gobernación, Jordi Ausàs, de ERC, para subrayar su implicación en el plan, que deja a las diputaciones tocadas de muerte porque sus funciones se traspasarán a los consejos de las veguerías. Montilla asegura que este nuevo nivel administrativo no tiene por qué aumentar el número de funcionarios. Según el mapa, se partirá en dos la provincia de Barcelona (Barcelona y Catalunya Central), la de Lleida (Lleida y Alt Pirineu i Aran) y la de Tarragona (Camp de Tarragona y Terres de l'Ebre), y se desgajará una parte de Girona. Montilla se reunió anteayer con los alcaldes de Lleida, Tarragona y Reus; los presidentes de las diputaciones de Barcelona, Lleida y Girona, y el síndic de Aran, para limar asperezas, pero el proyecto desencadenó una ola de reacciones en contra.
Oposición en Lleida. El alcalde de Lleida, Àngel Ros (PSC), se sigue oponiendo a la partición de la provincia en dos veguerías, la de la Plana y la del Alt Pirineu i Aran, y a que el Solsonès pase a formar parte de la Catalunya Central. Ros alegó que Lleida tiene 430.000 habitantes, el 6% de la población de Cataluña. "Si el territorio se fracciona", añadió, "Lleida perderá oportunidades y su actividad económica se verá resentida. Es más razonable el modelo que ha funcionado hasta ahora". Ros confía en que en el trámite parlamentario se incorpore su criterio. Y la Val d'Aran no quiere ser incluida en ninguna organización territorial que no sea la suya, aunque el proyecto incluye una disposición transitoria para reconocer su singularidad. El Gobierno aranés aprobó en un pleno pedir al Síndic de Greuges que vele para que sus derechos no queden laminados. "No debe dar miedo ir al Congreso a defender el autogobierno si Cataluña no nos lo respeta", dijo el síndico Francesc Boya, informa Lluís Visa.
Polémica en Tarragona. El alcalde de Reus, Lluís Miquel Pérez (PSC), está satisfecho porque la veguería se llamará Camp de Tarragona. Y el de Tarragona, Josep Fèlix Ballesteros, por mantener la capitalidad, pero pide a Ausàs que responda a las 5.000 alegaciones enviadas desde Tarragona y dice que lucharán en el Parlament para que se elimine el término "Camp". La veguería del Ebro fue criticada por el alcalde de Amposta, Joan Maria Roig (CiU): cree que es una "cortina de humo" por la falta de inversiones, informa Ferran Balsells.
Gobierno metropolitano. En el caso del gobierno metropolitano, el proyecto prevé que el presidente sea elegido por los 36 alcaldes del consejo metropolitano y no da por supuesto que sea el alcalde de Barcelona. Jordi Hereu apeló al sentido común para que lo presida el máximo edil de Barcelona. Xavier Trias (CiU) cree que el texto debe especificarlo para que los otros 35 alcaldes no veten al de Barcelona por un color político, informa Blanca Cia.
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