El déficit y el paro se desbocan

"El ajuste es ahora más necesario". La vicepresidenta segunda y responsable del Área de Economía, Elena Salgado, resumió ayer así, tras el Consejo de Ministros, el plan de austeridad con el que el Gobierno pretende ahorrar 50.000 millones de euros hasta 2013. No fue ésta la única medida adoptada por el Ejecutivo para hacer frente al alud de malas noticias económicas. Entre las más relevantes, la propuesta de prolongar la edad de jubilación hasta los 67 años, que recibió las críticas de la mayoría de los partidos de la oposición y de los sindicatos.

La realidad económica acompañó estos anuncios de forma inclemente. El déficit público se desmandó en el tramo final de 2009, para llegar al 11,4% del PIB, un dato que no estaba en las previsiones del Ejecutivo. "El objetivo es reconducir el déficit al 3% del PIB en 2013", defendió Salgado al referirse al citado plan de austeridad. Salvo algunos programas sociales (las ayudas a la dependencia, el cheque-bebé, las becas de estudio...), la cooperación internacional, la lucha contra el terrorismo y el gasto en innovación, el recorte del gasto afectará a todas las partidas y a todas las políticas, incluidas las inversiones en infraestructuras del transporte, uno de los puntales presupuestarios de los socialistas en los últimos años.

La Encuesta de Población Activa (EPA) cerró el año pasado con 4,3 millones de parados, lo que deja una tasa de desempleo del 18,8%, un porcentaje que, según admitió el Gobierno, podría subir hasta el 20%. Entre los peores datos de la EPA, los 1,2 millones de hogares con todos sus miembros activos en paro.

Salgado también defendió la propuesta de alargar la edad de jubilación a los 67 años. Como complemento, se intentará frenar las salidas forzosas del mercado laboral antes de los 65 años. El objetivo es que el mínimo para prejubilaciones se sitúe en 58 años.