Se vende número para la cola del Inem
"Igualito que éste". Un parado muestra el número que le han dado en la puerta de la oficina del Inem de Parla. "Igualito, pero para pasar 50 números antes: hace un segundo han intentado vendérmelo por un euro". En Parla, donde la tasa de desempleo es, con un 16,5%, la mayor de la Comunidad de Madrid, la vez para sellar el paro y cobrar la prestación se vende.
Su compañero de fila le da la razón. Lleva toda la mañana haciendo cola, y es ya la una. "Pasa a menudo", explica el colega de penurias. Se llama Christian, tiene 26 años y es marmolista sin empleo desde hace un mes. El resto de personas que esperan frente a la oficina avala la historia. "A veces los venden por más dinero", cuenta Judit Parrondo, de 23 y parada de la hostelería. "Vienen a las seis de la mañana, cogen varios números para hacer negocio. Son los responsables de los malos rollos que se forman". Se refiere a los empujones y discusiones que se viven en la oficina de Parla, la reina del paro en la zona sur de Madrid, donde el desempleo aprieta con fuerza en municipios como Arganda (13,8%), Valdemoro (13,2%) y Fuenlabrada (13,1%), que doblan las cifras de sus vecinas del norte (por ejemplo, Pozuelo tiene un 5% de desempleo y Tres Cantos un 6%). Judit sabe lo que dice, conoce el terreno. Le costó tres madrugones conseguir uno de los 150 números que se reparten cada día.
Judit consiguió que la atendieran después de tres madrugones
En la cola están todos los prototipos de parado. El que acaba de quedarse desempleado, el que ya no se acuerda desde cuándo no trabaja, quien no ha encontrado aún su primer empleo, el que ha agotado el paro y viene a por los 450 euros de prestación... A todos les toca madrugar. Muchos han recorrido la región en busca de una buena noticia. "En los polígonos cuelgan carteles: 'No dejar currículum'. Te levantas temprano, te gastas 10 pavos de gasolina y te vuelves a casa", cuenta Christian. Su gran problema es que es autónomo desde hace cinco años, por lo que no recibe paro. "Vengo a informarme de la prestación para autónomos".
Los empleados de la construcción copan la cola. Edubyer Salazar, de 36 años, llevaba hasta este mes una empresa con 20 empleados. "Los últimos dos meses he cotizado a la Seguridad Social sin facturar nada. Así que me dije: 'No más, me voy al paro".
Detrás de ellos la cola sigue y sigue. Al final de ella, dos personas conversan. Se han hecho amigos. Muy elegante, Estela Carrasco, de 32 años, viste de rosa de pies a la cabeza. Trabajaba en una empresa de aluminio hasta hace un año. "Y no aparece nada, mijo". Viene a por la prestación sustitutoria después de haber consumido todo su paro. Charla con ella Benigno Marín, que prefiere decir que nació en 1956 antes que su edad. Ellos han elegido ponerse a hablar. Al otro lado de la calle, muchos otros esperan en el bar. Se toman un café y esperan. Se toman otro y siguen esperando.
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