La OTAN acelera el traspaso de las tareas de seguridad
Las fuerzas afganas tendrán el control de varias provincias para finales de año
El plan de paz, reconciliación y reintegración de Hamid Karzai es la punta de lanza de una nueva estrategia de la comunidad internacional para aislar y desactivar la resistencia islamista en Afganistán. Un enfoque nuevo que va más allá de la certidumbre de que la acción militar no basta por sí sola para resolver el laberinto afgano. Pero que no invalida la presión de unas fuerzas de seguridad afganas que ya empiezan a dar signos de solvencia, de acuerdo con el veredicto de los jefes militares aliados tras ver cómo actuaron en los ataques coordinados de hace unos días en Kabul.
De hecho, Karzai presentó la seguridad como segundo tema de su nueva estrategia, "que seguirá siendo nuestra mayor prioridad en los próximos años". El objetivo pactado ayer es que en un lapso de tres años, las fuerzas afganas (soldados y policías) se hagan cargo de las operaciones en la mayoría de las zonas inseguras del país y que dentro de cinco su responsabilidad cubra todo Afganistán. El calendario empieza a contar a partir de finales de este 2010, cuando se prevé que empiece en algunas provincias la transferencia desde la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF, que comanda la OTAN) a las fuerzas afganas.
Gordon Brown, el primer ministro británico, fue meridiano al señalar que tender la mano política no significa ceder. "Quienes no acepten la integración no nos dejan otra opción que perseguirles militarmente", declaró. "El mensaje para Al Qaeda debe ser claro: os derrotaremos no sólo en el campo de batalla sino en los corazones de la gente, especialmente de los afganos. En cualquier país en que busquéis refugio".
La comunidad internacional se propone capacitar y dotar hasta octubre de 2011 un Ejército de 171.600 efectivos y una policía de 134.000. Serán más de 300.000 hombres armados que han de permitir el pase a segundo plano, y futuro repliegue, de los más de 150.000 militares que ISAF y Estados Unidos desplegarán este mismo año en Afganistán. "La presencia militar seguirá con formación, inteligencia y consejeros más allá de los combates", explicó Hillary Clinton, secretaria de Estado norteamericana. Se pretende así responder a las inquietudes de la opinión pública occidental.
Además de esos dos factores, Karzai se propone reforzar las instituciones afganas, combatir la corrupción "por todos los medios posibles", mejorar las condiciones para el desarrollo económico y trabajar por la necesaria cooperación regional. Está previsto que los detalles de ese ambicioso plan de restauración de Afganistán sean discutidos en una nueva conferencia a celebrar en primavera en Kabul. Será la séptima desde el derrocamiento de los talibanes en 2001. Karzai estima que la comunidad internacional deberá seguir apoyando a Afganistán durante al menos 15 años.
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