Marcelino se va con dinero amargo
El trabajador es uno de los 300 afectados por el recorte selectivo de empleos en Seat, que en 2011 readmitirá a parte de los despedidos si se forman y superan un examen
Marcelino Fernández empezó a trabajar en Seat cuando era un chiquillo de 14 años. Dejará la empresa ahora, cuando le faltan pocos meses para cumplir los 57, después de haber pasado por los departamentos de mantenimiento, de producto, de posventa, de prototipos y, desde hace siete años, de calidad. Allí elabora dictámenes técnicos. Marcelino asegura que "nunca nadie" le advirtió de que no estaba satisfecho con su trabajo, razón oficial de que la filial española de Volkswagen (VW) haya tirado del talonario para que abandone la compañía.
"Un día se me acercó el gerente y me dijo que deseaba hablar conmigo. Yo ya sabía lo que me iba a decir: por suerte tengo muchos amigos en la empresa y me habían soplado que estaba en la lista negra. Así que, antes de que empezara a hablar, sólo le pedí que me dijera cuántos compañeros estaban también afectados", cuenta. Su jefe superior le aseguró que "no le habían consultado".
"En mis 43 años en la empresa no había vivido nunca algo así", afirma
La mujer de Marcelino, de 45 años, también trabaja en Seat; en su caso, en recambios. No figura entre los afectados por el recorte de 300 empleos en los que al final quedará la cruzada del presidente James Muir por reestructurar la plantilla de modo que los que se queden estén, según la dirección, "comprometidos con la estrategia ganadora de Seat". Marcelino dice que tiene ganas de dedicarse a su familia. Tiene una hija en la Universidad y un hijo chico.
"No, no voy a volver a intentar trabajar. Por el dinero, reconozco que salgo muy bien parado de toda una vida de trabajo. Pero, más allá del dinero, me iré con un gusto amargo, porque nunca había vivido algo así en Seat", explica, en alusión a la tradición pactista de Seat y de VW. Tantos años en la empresa se traducirán en mucho dinero. "Con categoría de jefe de segunda, salen unos 275.000 euros, no me importa decirlo". Son 60 días por año trabajado.
Ayer, el preacuerdo alcanzado entre la dirección de Seat y los representantes de los trabajadores la noche del viernes -que devuelve la paz social- obtuvo la luz verde de los afectados. Votaron a favor 65 trabajadores y 23 en contra, y hubo cinco abstenciones. El presidente del comité de empresa, Matías Carnero, calificó el acuerdo de "positivo" y de "histórico", por contar con el apoyo de UGT, CC OO y CGT. Martorell funcionó ya con toda normalidad.
El preacuerdo no abarca a las 300 personas de las que la empresa deseaba prescindir. Tras lograr eludir la presentación de un expediente de regulación (ERE), Seat ha pactado por su cuenta prejubilar a casi 120 empleados que superen los 58 años. Además, a la calle irán definitivamente todos los mandos altos y, sobre todo, intermedios que estaban fuera de convenio, más de 50. A otros 24 trabajadores que no habían firmado la carta de despido se les readmite de inmediato, aunque deberán pasar por una evaluación. Si no la superan, se irán con 45 días por año. Pero si se marchan ahora, pueden acogerse al pacto y cobrar 60 días por anualidad.
Está por ver cuánta gente toma el dinero y corre, y cuánta toma menos dinero y mantiene un hilo con la empresa. El pacto incluye la posibilidad de irse al paro tras percibir una indemnización de 20 días por año, asistir a cursos de formación pagados por la empresa y regresar perdiendo antigüedad, entre enero y junio de 2011, si se supera una prueba de acceso. O bien cobrar el sueldo de sólo 35 días, aunque en este caso podrán volver con igual categoría y sin perder antigüedad.
Al margen del pacto, los sindicatos han arrancado el compromiso de que la empresa negociará este año un plan de prejubilaciones para toda la plantilla.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.