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El grupo Comforsa recupera a 64 empleados por el inesperado aumento de los pedidos

Rebeca Carranco

El pasado 23 de noviembre Antonio Morcillo, de 52 años, volvió al trabajo. Estaba en el paro desde septiembre, cuando se acogió al expediente de regulación de empleo (ERE) temporal de Comforsa. La forja especializada en la fabricación de piezas para el sector del automotor redujo entonces la plantilla a casi la mitad por una caída del 65%o de las ventas. Mandó a 219 personas a casa por dos años. Pero los pedidos han repuntado el 6% y la compañía, que deriva de la histórica La Farga Casanova y fue rescatada de la crisis por la Generalitat, hoy su dueña, necesita manos. Un total de 64 trabajadores han vuelto a sus puestos en las tres plantas de la empresa entre Ripoll y Campdevànol (Ripollès).

Morcillo se sumó al paro temporal pensando en el bien de la casa, pero también en la garantía de la reincorporación y de que su nombre no aparecería en más listas de despidos. A toro pasado, piensa que se arriesgó. Antes de trabajar en la sección de acabados de Comforsa, formaba parte de la compañía La Preparación Textil, que quebró. Tras 29 años como mecánico industrial, Morcillo se unió a Comforsa en 2005.

Las cosas funcionaban en la forja, hasta la crisis. Comforsa perdió el 65% de las ventas en dos años. En 2009, se quedó en 35 millones de euros y emprendió un plan de recortes temporales para salvarse. El comité de empresa lo entendió y pactó un acuerdo basado en la renovación generacional y la formación. Tras las jubilaciones, prejubilaciones, bajas voluntarias y el paro temporal, se quedó con una plantilla de 283 personas.

"Las reincorporaciones son positivas, los brotes verdes dan los primeros resultados", se alegra el presidente del comité de empresa, Joan Baz (CC OO). Los pedidos aumentan porque el 90% de los clientes de Comforsa son extranjeros. "El resto de Europa va mejor. Si tira, saldremos de la crisis", dice. "Es una buena noticia, pero no se puede decir que sean buenos tiempos, los pedidos han aumentado sólo entre el 5% y el 6%", matiza una portavoz de un grupo cuyo negocio depende en un 68% del sector de camiones y tráileres, que no se mueve. La maquinaria de obra pública, segundo puntal de Comforsa (20%), ha repuntado, como la automoción (7%). En menor medida, la forja se dedica a la marina de potencia media (3%) y al sector aeronaval ligero (2%).

Hoy, a través de Avançsa, el Ejecutivo catalán posee el 98% de Comforsa. "Es básico que se siga invirtiendo. La industria tradicional catalana se tiene que mantener aquí. Comforsa es una de las mejores empresas a nivel mundial", defiende Baz, que pide un nuevo impulso. La Generalitat inyectó 11 millones de euros en 2009. El plan es intentar que salga adelante. Por ahora, no habrá más readmisiones significativas. Los más de 150 trabajadores restantes deberán esperar.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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