Todos los caminos llevan a Shanghai
Conversación con los creadores del pabellón español de la Exposición Universal
Se conocía el continente del pabellón español de la Exposición Universal de Shanghai -un espectacular e intrincado nido de mimbre de la arquitecta Benedetta Tagliabue-, pero no el contenido. Ayer se desveló éste a falta de saber lo creado por la cineasta Isabel Coixet en Los Ángeles con unos técnicos en efectos especiales. Ella es la encargada de dar la imagen de la ciudad española del futuro -la urbe es el tema de la cita-. Basilio Martín Patino, francotirador del celuloide, ha construido un descarnado retrato del presente del país por la vía de la acumulación de imágenes y el director Bigas Luna es el llamado a aportar la parte más lúdica. El chef Pedro Larumbe cocina y José Miró viste la cita. Los seis desgranaron ayer para EL PAÍS en la penumbra del teatro del Círculo de Bellas Artes las razones de su coqueteo con el arte institucional y cómo se refleja la idea de la España moderna en una convocatoria de estas características.
Isabel Coixet: "Trabajar para el poder ha sido para mí un desafío"
Bigas Luna: "La libertad creativa y el humor negro están en nuestro genoma"
Pregunta. ¿Qué tal se trabaja para el poder?
Isabel Coixet. Para mí es un desafío. Lo es que te pidan contar la España de ayer, hoy y mañana para dibujar la ciudad del futuro. Cómo hacerla habitable, sostenible. Y lo mejor de todo es que te lo pidan sin interferir en tu trabajo.
P. ¿No dicen, como Miquel Barceló tras su intervención en la ONU, que mejor no saber nada de los políticos?
Benedetta Tagliabue. Los arquitectos siempre trabajamos para el poder. Desde los Papas hasta hoy. Estamos acostumbrados a intentarlo.
P. ¿Qué idea logran transmitir de la ciudad española?
Bigas Luna. Es divertida. La cosa más destacable de una ciudad española es que hay alegría. Un amigo mío notario dice que también hay mala leche. Sostiene que todo se debe a los garbanzos, a esa legumbre que nos constriñe. El brutalismo ibérico desde luego existe, por eso es tan importante esa cosa del drama, de la negrura.
Basilio Martín Patino. Ha sido un trabajo raro, muy nuevo, en la línea de cosas que me faltaban y que tenía que hacer. Me ha servido para canalizarlas. No es que yo sea muy amigo del Estado y esas cosas, pero en este caso ha sido una coincidencia bonita, me han dejado trabajar muy bien y he hecho lo que me ha dado la gana, hasta lindar con la heterodoxia al montar las imágenes.
B. L. España ya no es tan diferente, pero hay dos cosas que aparecen siempre: el drama y esa cosa tan española de la muerte; y luego, la sensualidad, el cachondeo...
I. C. A mí no me mires con eso del drama. Me fascina de China que la gente sale en pijama por la noche. Aunque para la expo universal creo que lo han prohibido.
B. T. Eso es muy bonito, significa que usas la ciudad a tu antojo.
P. Las mujeres en España aún salen en los pueblos en bata...
B. L. Pues yo cuando pienso en nuestra patria siempre miro una barra de bar.
P. ¿Qué sabían de China antes de empezar a trabajar?
B. T. Yo había estado dos veces a los 18 años y me prometí volver. Es un país con pasado que ellos mismos van descubriendo. Han borrado mucho de su cultura y ahora se están arrepintiendo.
I. C. A mí me fascina una cosa que el otro día conté a Pedro Larumbe. Un restaurante en Shanghai donde al entrar un médico te toma el pulso y te receta el menú.
Pedro Larumbe. Me tienes que dar la dirección... Para mí la exposición es una buena ocasión para mostrar los productos españoles, que conviene que se conozcan. Y dar una imagen de la cocina tradicional española, pero presentada de manera más actual.
P. ¿Y qué hacemos con la tradición en China, un país tan volcado con su futuro? Que en la cumbre del clima en Copenhague se negó a pagar el pasado contaminador de Occidente pues ahora es turno para su progreso...
B. T. Igual deberían replantarse esa idea de Occidente que tienen en la cabeza...
José Miró. Es lo mismo que ha pasado en otros sitios. Cuando era pequeño la sola idea del pueblo, la agricultura, era retrógrada. Y ahora todo el mundo, incluido yo con los trajes para Shanghai, apostamos por lo sostenible...
B. L. Este tema me preocupa. Creo que lo mejor que tenemos son las tradiciones, pero a la vez es lo peor... Las tradiciones son capaces de lo mejor y de lo peor.
I. C. Francamente, las tradiciones me parecen lo peor. La ablación es una tradición...
B. T. Eso de la ablación es más una abominable costumbre que una tradición...
B. M. P. ¿Rescataríais algo de la tradición de nuestro cine?
B. L. Que queráis eliminar de un plumazo las tradiciones es muy bestia. Sois muy radicales. La libertad creativa es una tradición del cine español, el humor negro... está en nuestro genoma.
B. T. El mejor profesor que tuve contaba que la palabra tradición tiene dos acepciones. Una, traer cosas, o sea traer adelante. Y otra, la de traición. Es eso, encontrar el equilibrio entre ambas cosas
B. L. El equilibrio está en saber qué tradiciones aportan y cuáles no. La esencia es lo importante.
P. Y las ciudades españolas... ¿No pierden su esencia en pos del progreso?
B. L. La ciudad tiene un problema gravísimo. No ha sabido limpiarse de los detritus de la era industrial. Las ciudades en España son básicamente aparcamientos. Los coches lo invaden todo.
P. Y con el trabajo de algunos arquitectos municipales... ¿Qué hacemos?
B. L. Casi todo el trabajo público que se ha hecho en España es muy interesante... Sobre todo, en Barcelona.
I. C. El pabellón de Suiza está hecho de soja y está pensado para ser comido después.
B. L. Me gusta... Destruir es algo que no se contempla, y destruir es algo muy creativo. Buñuel decía: "Prefiero, antes que construir la casa de cultura en Calanda, derribar la que está".
P. También decía que prefería acabar con la mitad de la población mundial, aunque la aniquilación incluyese a él... ¿Qué quedará de la exposición cuando acabe? Miren lo que pasó con el legado de la Expo 92... ¿No será todo esto un brindis al sol?
I. C. Claro que esto es un brindis. Pero hay que decir cómo nos gustaría que fuera la ciudad del futuro. Y ojalá que alguien se quede con la copla.
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