Lang Lang, del barro al Olimpo
La joven estrella china del piano relata en una autobiografía su ascenso a la gloria
"La música me permitió descubrir el mundo, a mí, un niño del extrarradio industrial de China que ahora tiene conciertos en un país diferente cada semana". Lang Lang (Shenyang, China, 1982) toca el piano desde antes de tener uso de razón. Su infancia la vivió con las manos pegadas a las 88 teclas, con ojos fijos en una partitura, solo, aislándose con los sonidos del contacto con otros niños. Hoy, su vida es un torbellino de viajes y emociones continuas. Ha interpretado junto a la Filarmónica de Berlín bajo la batuta de sir Simon Rattle, ante 20.000 personas, tocado con los mejores directores y ofrecido conciertos en los lugares más recónditos. "Desde que tengo memoria he tenido una especie de banda sonora en mi cabeza que ha acompañado los momentos más importantes de mi vida. He escuchado armonías y contrapuntos. He oído la acción de la música". Lang Lang presentó ayer en Madrid su autobiografía Lang Lang. Un viaje de miles de kilómetros (Alba). En ella narra su vida como niño prodigio del piano, su camino fulgurante a la fama internacional, la vida de pobreza en sus primeros años, la separación de su madre, las intrigas académicas en el conservatorio de Pekín y la compleja relación que mantuvo con su padre, al que adora, pero, lo reconoce, se portó como un tirano.
Al comienzo de la escuela primaria se levantaba antes de las seis de la mañana y desde esa hora hasta que se acostaba tenía que dedicar seis horas al estudio del piano.
Ayer, mientras su madre escuchaba atenta sus palabras, Lang Lang contó cómo sus padres músicos tuvieron que abandonar sus profesiones obligados por la Revolución Cultural y cómo él se convirtió en su esperanza de futuro. En la autobiografía, revela cómo de niño le resultaba difícil vislumbrar un mundo que fuese más allá de la música, y que ahora le cuesta ver qué hay más allá de los hoteles lujosos y los restaurantes. "Nunca olvidaré de dónde vengo: de la pobreza y la soledad", asegura el pianista. Sonríe a menudo mientras habla y justifica la opción que tomaron sus padres de someterle a tantas horas de estudio: "Ellos tuvieron grandes sueños truncados por la Revolución Cultural y sólo me pudieron tener a mí. Si un niño tiene aptitudes musicales se le debe ayudar, nunca forzar a nadie que no quiera".
Lang Lang presentó también su primera grabación como músico de cámara junto a Vadim Repin y Mischa Maisky. El trío interpreta a Chaikovski y Rachmaninov. El pianista inició anoche con un concierto en el Auditorio Nacional, organizado por Juventudes Musicales, su gira por España con un programa que incluye, por primera vez, piezas de Albéniz. Un repertorio que desgranará "inspirado" por el espíritu de Alicia de Larrocha, su pianista española preferida, fallecida el pasado septiembre.
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