"¿No querías arroz? Pues dos tazas". Luis Hernández de Carlos, presidente de Fedicine, resume así la reacción de estupefacción de distribuidores y exhibidores ante el texto del proyecto de Ley del Cine de Cataluña que aprobó ayer el gobierno catalán. Si ya fue polémico el anuncio de que se obligaría a doblar o subtitular en catalán la mitad de las copias de películas estrenadas en más de 15 pantallas, el texto aprobado ayer es aún más radical.
Las espadas de los internautas siguen en alto. Y seguirán bien levantadas si el Gobierno no retira la polémica ley antidescargas, que otorga a una autoridad administrativa la iniciativa para cerrar las páginas web que vulneran la propiedad intelectual, eso sí, bajo tutela judicial. Ayer se presentó RedSOStenible.net, una campaña-manifiesto (y ya van tres), que aglutina a los internautas contrarios a esta medida.
CAMILO SÁNCHEZ | Madrid
Ana María Matute abre un ciclo de autobiografías en la Fundación March