Grecia replica al BCE y promete acelerar el saneamiento del déficit
Papandreu se compromete a rebajar al 3% el agujero fiscal en sólo tres años
Las autoridades griegas reaccionaron ayer con firmeza a las advertencias del Banco Central Europea (BCE) sobre su situación financiera reforzando el compromiso de acelerar el saneamiento de sus cuentas públicas. El nuevo Gobierno socialista de Giorgios Papandreu prometió redoblar los esfuerzos para reducir en apenas tres años el déficit público desde el 12,7% actual hasta el 3% -el listón que marca el Pacto de Estabilidad-, en lugar de los cuatro años a los que se había prometido anteriormente.
Una delegación de la Comisión Europea y del BCE se trasladó ayer a Atenas para examinar el plan de ajuste que están elaborando las autoridades griegas, que deberá presentarse en Bruselas antes de fin de mes. Papandreu y el ministro de Finanzas, Georgios Papaconstantinos, aprovecharon esa visita para replicar con dureza las advertencias de Juergen Stark, miembro del comité ejecutivo del BCE, en las que apuntaba a que Grecia no tiene derecho a pedir ayuda a los otros Estados. El euro cayó hasta los 1,42 dólares por unidad tras esas declaraciones.
Stark, procedente del antiguo Bundesbank y representante de la línea más ortodoxa e inflexible dentro la dirección del BCE, manifestó en una entrevista al diario italiano Il Sole 24 Ore que los mercados "se hacen ilusiones si piensan que los Estados miembros abrirán sus carteras para salvar a Grecia". Con estas palabras, Stark contradice en buena medida la posición expresada anteriormente por destacados líderes de la Unión, que el pasado diciembre dieron su apoyo a Grecia cuando atravesaba difíciles momentos tras el rápido encarecimiento de la financiación de su deuda, después de que su rating fuera rebajado por las agencias de calificación.
Papaconstantinos estimó innecesarias las advertencias de Stark y precisó que, "sinceramente", el Ejecutivo "no necesita esta clarificación". Subrayó además que Grecia "no espera ser rescatada por nadie". "Está perfectamente claro que estamos haciendo lo que se debe hacer para reducir el déficit público y controlar la deuda", añadió.
El primer ministro, Giorgios Papandreu, abundó en esta misma dirección y manifestó que el Ejecutivo griesgo "es consciente de las dificultades" ante una situación en la que "toda la población debe ayudar". "Pero soy optimista y hay esperanza", afirmó. Para Papandreu, "2010 será un año de grandes cambios y rupturas".
Se da la circunstancia de que la rebaja de la calificación y el consiguiente encarecimiento de los bonos griegos se produjo tras el ejercicio de transparencia del nuevo Gobierno socialista, que puso al descubierto que tanto el déficit como la deuda eran mucho más abultados que lo reconocido por la anterior Administración conservadora. La rebaja de la calificación de la deuda agravó la tensión en los mercados, y en esas circunstancias la canciller alemana, Ángela Merkel, salió al paso en favor de Grecia: "Lo que ocurre en un Estado miembro afecta a los demás, especialmente si tenemos una moneda común, lo que significa que tenemos una responsabilidad común". En la misma línea se pronunció la ministra francesa de Finanzas, Chirstine Lagarde, al señalar que el área de los países del euro "es una zona de completa solidaridad", declaraciones que contrastan con los argumentos de Stark.
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