Garnacha vieja

Poco le queda ya por hacer a René Barbier después de haber impulsado y liderado la recuperación asombrosa de Priorat, elaborar vinos de grandeza tal como Erasmus, Clos Mogador, Espectacle, Manyetes, Laurona, o ahora este formidable Solertia, de la nueva bodega Vinyes de Manyetes. Tal vez, comercializar ese blanco oculto y prodigioso que el tiempo en botella ha transformado, y que guarda como un milagro. Pero uno de sus mayores aciertos ha sido asociarse a un personaje tan singular e imprescindible como Jordi Segura, el hombre de las copas Riedel en España, cuya visión comercial y generosa entrega al trabajo van parejas a una desbordante humanidad, que roza la filantropía. Juntos forman un equipo formidable, capaz de resolver las actuales dificultades de mercado con que se enfrentan los vinos de precio elevado. Desafío apasionante en el que la ecuación calidad/personalidad es el mejor argumento.

Ambas cosas tiene Solertia, un tinto construido sobre garnachas muy viejas, con pequeños aportes de Cabernet Sauvignon, Syrah y Cariñena. El enólogo Fernando Zamora ha conseguido dotarle de formidable concentración y abundancia de suculento fruto, felizmente unido al elegante roble francés. La nariz se impregna de notas a ciruela pasa, cedro, efluvios balsámicos, violeta y mineral, mientras la boca, sorprendida, se embebe y regodea con sus frescos, afables y frutosos taninos.