La clave de la gravedad de la gripe A es la respuesta inmunitaria
Los médicos intensivistas, los que se ocupan de los pacientes de la UCI, llevan meses preguntándose por qué algunos enfermos de gripe A empeoran tanto y tan rápidamente que acaban necesitando respiración artificial en cuidados intensivos a los tres o cuatro días de ponerse malos. Les preocupan, sobre todo, los pacientes sanos, los que aparentemente no presentan factores de riesgo. ¿Por qué ellos y no otros desarrollan esas neumonías víricas tan graves? La respuesta la publicó hace unos días la revista Critical Care. Un estudio pionero de investigadores españoles y canadienses describe que esos pacientes tienen una respuesta inmunológica más parecida a la de las enfermedades autoinmunes (asma, lupus...) que a la de la gripe.
Los resultados del estudio, en el que han participado el Clínico de Valladolid, el Clínic de Barcelona, el Joan XXIII de Tarragona y 11 UCI españolas muestran que los pacientes infectados con H1N1 que desarrollan insuficiencia respiratoria presentan niveles elevados en sangre de citoquinas Th1 y Th17, mediadores inmunológicos comunes en otras enfermedades inflamatorias. Según explica Jordi Rello, jefe del servicio de cuidados intensivos del Joan XXIII y coordinador de la parte clínica del estudio, en algunos enfermos la respuesta de defensa a la infección es explosiva, desproporcionada, lo que provoca "daños colaterales" sobre el tejido pulmonar. ¿Y qué pacientes son más propensos a tener esa respuesta exagerada? Los expertos creen que son factores genéticos, que habrá que estudiar.
Sólo el 2% empeora
El estudio se llevó a cabo en verano, con 10 enfermos graves ingresados en UCI, 10 hospitalizados en planta y un grupo de control de 25 que presentaban una gripe leve. Tres de ellos fallecieron en la UCI.
Sólo el 2% de los infectados por gripe A desarrolla complicaciones graves, según los datos de Rello, que es el coordinador del registro europeo de casos. De ese 2%, un tercio son jóvenes obesos, otro tercio estaría compuesto por embarazadas, asmáticos, personas con cardiopatías o inmunodeprimidas, y el último tercio lo formarían jóvenes sin factores de riesgo. Los resultados del trabajo refuerzan, según Rello, la necesidad de empezar el tratamiento con antivirales cuanto antes, especialmente en los pacientes que pertenecen a grupos de riesgo.
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