"Hace falta una nueva clase política, una ética nueva"
Es el enemigo público número uno del primer ministro italiano. Como juez lideró el macrojuicio Manos Limpias a principios de los años noventa, después del cual, Silvio Berlusconi bajó a la arena política. Ahora, Antonio di Pietro es el Pepito Grillo del país, un político irreductible y gritón, casi tan populista como su espejo, generalmente cargado de razones. Con su 8%, Di Pietro fustiga los intentos de Berlusconi de "escapar de la acción de la justicia y destruir", dice, "la Constitución y el Estado de derecho".
Tras la agresión del domingo, ha sido señalado como instigador moral por la mayoría. "Es un juego muy antiguo, denunciar al que denuncia el mal. No nos intimidarán con patrañas", replica con sosiego. "Nosotros somos los médicos que diagnostican el mal, ellos creen que eliminando al médico morirá la enfermedad".
Se nota que el ex juez, de 59 años, ha recibido con inquietud la oferta del Pueblo de la Libertad (PDL) a la oposición para pactar las reformas aislando a su partido. Sabe que en la frase de Berlusconi "los pocos que fomentan el odio", él es el primero. "Espero que el PD [Partido Democrático] no caiga en el chantaje del que pretende eliminar a IDV [Italia De los Valores] para librarse de los problemas de la justicia. Cuando un país se dirige hacia la dictadura, debe haber alguien que resista. Si nos eliminan, la historia dirá que fuimos precursores".
Condena la agresión como un "hecho reprobable e injustificable". "Pero la violencia", advierte, "no puede servir para legitimar los ataques a la Constitución ni para comprar el consenso a bajo precio. La mercaduría de la mayoría para sacar ventaja política del ataque resulta patética".
¿No cree que hay que reformar la Carta? "No quieren reformarla, solo quieren darle la vuelta para favorecer a una persona que viola la ley y se niega a someterse a los procesos. Si hay rabia, malestar y protestas en el país es culpa de un Gobierno que privilegia a los evasores, a los pícaros, a los delincuentes, y deja de lado a millones de familias que no llegan a fin de mes".
Crítico otras veces con el jefe del Estado, Giorgio Napolitano, Di Pietro cree en cambio que "en este momento el único punto de referencia del país es el presidente de la República". Por lo demás, "Italia necesita acabar con esta casta política en gran parte corrupta y en otra parte espectadora pirata del deterioro de la democracia", explica.
"Hace falta una nueva clase política, una ética nueva", concluye. "Fuera del país damos una imagen entre lo terrible y lo ridículo. Somos el paraíso de la ilegalidad. Debemos volver al buen gobierno y al respeto de las reglas y de las instituciones. Si seguimos haciendo la ley a la vez que la trampa no habrá nada que hacer".
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