Demasiados testigos en la sala para armar un lío
Más de 50 personas se sentaban ayer en lo que una vez fue una reunión de presidentes autonómicos. En el salón de pasos perdidos del Senado estaba el presidente del Gobierno y, por primera vez, tres vicepresidentes. Cada presidente autonómico tenía un consejero sentado detrás como si fuera un asesor. José María Barreda (Castilla-La Mancha) lo comparó con un Consejo Europeo en Bruselas.
El protocolo del Senado tuvo que hacer cuadrada la mesa en forma de U que en tres ocasiones anteriores había albergado la Conferencia de Presidentes. Lo padecieron los fotógrafos y cámaras de televisión, que tenían cuatro cogotes en un lado de la mesa: los correspondientes a los sindicatos y los jefes de la patronal, que también se estrenaban en el evento.
La foto real de la IV Conferencia de Presidentes fue escamoteada al público, porque nadie pudo ver esta escena, aunque distintas delegaciones confirmaron que así fue como se desarrollaron las ocho horas de debate. La presencia de los líderes de CC OO, UGT, CEOE y Cepyme tuvo el efecto de poner a todo el mundo de acuerdo en algo desde primera hora: nadie se atrevió a criticar su participación.
"Evento soporífero"
El presidente riojano, Pedro Sanz, calificó el evento de "vacío", "soporífero", "aburrido" y con "cero contenido político". A su lado, el gallego Alberto Núñez Feijóo hablaba apasionadamente de las propuestas del PP en la reunión. Sanz aseguró que se había expresado dentro de la reunión igual que ante los medios. Pero el castellanomanchego Barreda lo desmintió: "Dentro lo ha dicho de manera distinta, vamos a dejarlo ahí". Y reveló también un segundo efecto positivo de la presencia de los sindicatos y los empresarios en la reunión: los presidentes del PP no estuvieron tan duros dentro como fuera, en la rueda de prensa. Pero no fue por voluntad de acuerdo, sino por la presencia de testigos independientes.
El detalle no es menor si se tiene en cuenta que la conferencia anterior fracasó porque fue imposible obtener una versión independiente de lo sucedido. El Gobierno vendió como acuerdos cuestiones de las que el PP aseguró que no había oído hablar. El acta de la reunión nunca fue pública. Entre otros acuerdos, estaba el de formar un grupo de trabajo para hacer un reglamento de la Conferencia para que no fuera un sin ton ni son como el que denunció Sanz. En tres años, el grupo de trabajo no se ha reunido. Hasta el pasado jueves. Uno de sus miembros era Sanz.
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