Condena a un hospital por dejar una broca en la cadera de una paciente
Antonia González pasó 16 años diciéndoselo a su marido: "Yo me noto algo ahí. Si es que se ve algo en las radiografías, como un alfiler, una aguja. Los médicos se han dejado algo ahí, te lo digo yo". Él no se lo acababa de creer. "Anda, que siempre estás pensando lo mismo, me decía. Y claro, como no entendemos...".
Resultó que Antonia, de 60 años, tenía razón. Los médicos que la operaron para cambiarle una prótesis de cadera se dejaron olvidada dentro una broca de cinco centímetros. Eso fue en 1990. Antonia pasó años con dolores tremendos y sufriendo una infección tras otra. En 2006 la broca rompió músculo y piel y salió. Ahí estaba la prueba de la negligencia. La "defectuosa atención sanitaria" le costará al Servicio Madrileño de Salud una indemnización de 90.000 euros, según una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid.
Los cirujanos que la operaron en el hospital de la Princesa no se dieron cuenta de que, al cerrar, se dejaban dentro una broca quirúrgica de las que se introducen con taladro. "Enseguida empezaron las infecciones. Se me quitaba una y me entraba otra. Iba a los médicos cada 15 días. O no se dieron cuenta o se la dieron y se callaron", relata Antonia al teléfono desde su casa, en Casar de Miajadas (Cáceres). Mientras, le iban recetando antibióticos.
La pieza salió sola
En 2001 le quitaron la prótesis. Pero las infecciones y los dolores no pararon. Al final la pieza metálica acabó por salir sola. "Empecé a notar la pierna dura, dura. Fui al médico y me dijo que me estaba saliendo un clavo. Le dije que no podía ser, que me lo habían quitado todo cinco años antes". Pero sí era. Y, como reza el informe pericial, la broca apareció "no necesitando para su extracción ninguna maniobra quirúrgica, excepto la simple manual". Tan increíble que el hijo de Antonia lo grabó en vídeo.
El TSJM contó con dos informes periciales. El de la Inspección Médica "no descarta con rotundidad" que las infecciones las provocara la broca, dice la sentencia. El que encargó el abogado de la víctima, Antonio Navarro, de El Defensor del Paciente, asegura que "mantener a un paciente con infección crónica, supurativa (...), no se puede considerar una terapéutica ad hoc". Es decir, que los médicos no la trataron correctamente. Algo más prueba la negligencia: tras extraer la broca, Antonia mejoró.
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