En defensa de los agricultores
Nuestro campo agoniza. Hasta el último de nuestros ciudadanos tiene plena conciencia del estado ruinoso de nuestra agricultura. Cuando uno recorre las tierras castellano-manchegas toma conciencia de que nuestras viñas, olivos y el resto de cultivos de secano son el alma de esta tierra tan dura y se da cuenta de que la lucha en los despachos nunca será suficiente. Quiero confiar en los de traje y corbata de mis gobiernos, locales, regionales y nacional. Muchos de ellos constatan la lucha constante de nuestros agricultores. El tema es lo suficientemente sangrante como para que se olviden de mendigar votos y apoyen la causa de nuestra tierra a favor de nuestro campo y nuestras gentes.
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