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Las bandas latinas 'fichan' a catalanes para fortalecerse ante grupos rivales

Jóvenes inmigrantes de todos los países se suman a los 2.500 pandilleros

Las bandas latinas ya no lo son tanto. Las dos grandes potencias (Latin Kings y Ñetas) y el resto de los 13 grupos que operan en Barcelona y su área han abierto las puertas a los jóvenes catalanes. Su oferta no es gratuita: buscan fortalecerse ante los rivales. Atraídos por un modo de vida que aúna riesgo y diversión, decenas de autóctonos han abrazado las bandas. Algunos han irrumpido con fuerza y ocupan puestos directivos en los capítulos.

La mayoría de los 2.500 pandilleros son latinoamericanos. En los últimos dos años, además, se ha detectado la presencia de magrebíes, subsaharianos, asiáticos y hasta chavales de Europa del Este. Las conclusiones las recoge una tesis doctoral del profesor bielorruso Leanid Kazyritski, de la Universidad de Girona. Y las ratifica Lluís Paradell, jefe de de análisis y estrategia de los mossos.

La promiscuidad dentro de estos grupos es altísima, según los expertos

La presencia de autóctonos aún es escasa, pero crece en paralelo a la maduración de las bandas, que "cada vez son más porosas" y relajan los requisitos de ingreso. Todo "con tal de competir con los nuevos grupos" que, desde finales de 2005, han surgido como setas en Cataluña. Los de origen salvadoreño, especialmente violentos, han sido los últimos en aterrizar. Son la Mara Salvatrucha y una de sus escisiones, la Mara 18. "Estos grupos deben marcar territorio y ser fuertes para hacerse respetar", dice Paradell.

Los adolescentes latinos ingresan en las bandas para combatir la soledad, el desarraigo y los problemas de integración en la escuela. En el grupo se sienten protegidos. Los jóvenes catalanes comparten esas motivaciones y buscan un espacio donde satisfacer sus demandas sexuales: la promiscuidad dentro de las bandas es altísima, coinciden los expertos. Las pandillas han atraído la atención de chicas que sienten la necesidad de ir acompañadas de jóvenes en apariencia "más maduros". Los conflictos amorosos son fuentes de violencia entre bandas y dentro del grupo.

Las bandas se encuentran "al final de su fase embrionaria". Es un momento de gran agitación porque "se está dando un relevo generacional que afecta al liderazgo, y eso genera tensiones", apunta el director de prevención del delito del Ayuntamiento de Barcelona, Josep Maria Lahosa. Otro aspecto, más ligado a la seguridad, preocupa a los policías: el uso de armas de fuego -como en el reciente crimen de Collblanc- y la multiplicación de grupos. La desorganización dificulta la investigación y la posibilidad de hallar un portavoz eficaz para prevenir conflictos. "Hemos evitado peleas hablando con los líderes, que aún tienen margen de maniobra. Y el rol de las mujeres para pacificarles es clave", dice Lahosa.

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Los ciudadanos empezaron a saber sobre la rivalidad entre Latin Kings y Ñetas en 2003, con el asesinato de Ronny Tapias, estudiante colombiano que fue confundido con un latin. Después de aquel crimen, el Consistorio trabajó para que los grupos abandonaran la violencia y se legalizaran. Lo consiguió y las tensiones entre ambos rivales -cada uno cuenta con medio millar de miembros- se redujeron. Fue un éxito, pero sólo en parte. "Algunos se apuntaron a la asociación, pero muchos siguieron militando con los clásicos", insiste Lahosa. Para el profesor Kazyritski, ahí radica una de las principales diferencias entre Cataluña y Madrid: "En Barcelona, las administraciones se han acercado al problema. En Madrid, en cambio, se ha optado sólo por la vía represora".

La violencia es "el cimiento y el lenguaje" de las bandas, dice Paradell. Garantiza la disciplina dentro del grupo "por el miedo a represalias". Y también la fortaleza frente a los rivales latins contra ñetas, pero también black panthers contra trinitarios (una de las bandas que más crecen). Los grupos se buscan en las zonas de ocio nocturno y en los parques -sus puntos de referencia- para demostrar que son más fuertes. Es una violencia buscada que emplea, sobre todo, armas blancas.

Pero Paradell insiste en que las bandas no tienen como fin delinquir. "Ni roban ni trafican con drogas", subraya pero tienen "más posibilidades de meterse en líos". Y admite que algunos pandilleros cometen robos para pagar la cuota semanal o mensual que deben pagar a sus hermanos.

A diferencia de lo que ocurre en EE UU o Ecuador, "no se han apropiado de territorios más que de forma simbólica", según Lahosa. Una misma plaza puede ser un día de los Latin Kings y al mes siguiente de los Ñetas. Sus miembros tienen entre 13 y 25 años, y su número ha crecido de forma regular desde 2003. A partir de esa edad, suelen abandonar. Lahosa zanja: "La nación puede ser muy importante, pero si has de pagar hipoteca...".

Las 13 bandas latinas en Cataluña

- Latin Kings. Más de 500. La mayoría son ecuatorianos.

- Ñetas. Más de 500. De origen portorriqueño, son los rivales de los Latin Kings.

- Black Panthers. Son ya más de 200 y crecen. De origen dominicano, suman a pandilleros españoles.

- Dominican People, 42, 48, Crips y Bloods. Otras bandas pequeñas de origen dominicano, están en la órbita de los Black Panthers.

- Trinitarios. Fuerte crecimiento, son enemigos de los Black Panthers.

- Vatos Locos y Base 6. De origen heterogéneo, su número se mantiene estable.

- Mara Salvatruca y Mara 18. Las últimas en aparecer, son de origen salvadoreño y muy violentas. Incorporan a españoles desde el comienzo

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