La lucha vecinal que llenará de música Can Fargas

La mayoría de las masías de Horta son ahora propiedad del Ayuntamiento, que las ha restaurado para darles un uso público. La última compra fue la más polémica porque tardó ocho años en hacerse efectiva. Las reivindicaciones vecinales para convertir Can Fargas en un equipamiento público obtuvieron su fruto en febrero de 2009, cuando el Consistorio expropió la masía a la empresa Unicompta.

El conflicto por la casa medieval de los Fargas empezó en 1997. La propietaria, Ofelia Roselló, puso en venta la masía y, como el Ayuntamiento no ejerció su derecho prioritario de compra, Unicompta la adquirió por 1,2 millones de euros. La inmobiliaria quería destinar la finca a escuela de hostelería y restaurante. Pero los proyectos de Unicompta tuvieron que lidiar con la oposición frontal de los vecinos, que, unidos en la plataforma Salvem Can Fargas, pedían la preservación íntegra del edificio.

Hace tres años, el Ayuntamiento presentó un plan alternativo al de Unicompta para ubicar en el interior de la masía una escuela de música municipal y abrir los jardines al público. La empresa mantuvo su oposición al proyecto y se cerró en banda. Finalmente, el Ayuntamiento anunció su intención de iniciar el proceso de expropiación de Can Fargas y aprobó denegar, con el apoyo de la oposición, el plan que la inmobiliaria proyectaba. La finca costó al Consistorio cinco millones de euros. Cuando se rehabilite el conjunto, protegido por el catálogo de Patrimonio, se construirá la ansiada escuela de música.