_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Materias oscuras

La masa de dinero negro atribuida a Jaume Matas me hizo pensar en la antimateria. Cada euro negro, una antipartícula. ¿El dinero negro se cuenta o se descuenta? En todo caso, sólo podría descontarlo una antipersona. Tener una fortuna en dinero negro equivale a poseer una antifortuna. No sabemos cuántas antifortunas hay, quizá más que fortunas. Después de todo, la mayor parte del universo está compuesto de materia oscura. El palacete de Matas es en cierto modo un antipalacete en cuyo interior sólo se puede llevar una antivida, quizá una antivida repleta de antifiestas y de anticaviares y de antiVegas Sicilias y de antiangulas diarias, pero una antivida. Aunque hay antividas mejores que muchas vidas, la antivida aspira a la vida como el dinero negro suspira por ser blanqueado, aun perdiendo algo de su valor. La antimateria se encuentra en todas partes y en ninguna. El propio Estado dispone de cantidades notables de dinero negro sin el que el sistema no funcionaría. Según la Wikipedia, "en física y química se conoce como antimateria a las agrupaciones organizadas de antipartículas". Parece una definición del hampa, de la mafia. Del encuentro entre la materia y la antimateria surgió el universo. Quizá si introduces un euro blanco y otro negro en un acelerador de partículas y los haces chocar a gran velocidad, aparece una caja de ahorros. Cuando Matas adquirió y reformó su antipalacete, él era el Estado, o quizá el antiEstado disfrazado de Estado. Quiere decirse que tenemos un problema de fronteras. Menos mal que ahí está el Tribunal Constitucional para decirnos dónde termina la realidad y comienza la antirrealidad. Por cierto, que cuando a una nación se le niega el estatus de nación deviene inevitablemente en una antinación (o sea, pura materia oscura). ¿Es preferible tener de vecina a una nación o a una antinación?

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_