_
_
_
_
_

"Para que llore mi madre, que llore la suya"

Un jurado ve el caso de un hombre que disparó a su 'camello' y lo mató

Un jurado popular constituido ayer en la Audiencia de Lleida tendrá que dictaminar sobre la culpabilidad o inocencia de José Antonio Malagón, un vecino de Les Borges Blanques (Les Garrigues) que está acusado de matar de tres tiros de escopeta al camello que le suministraba la droga. El fiscal solicita 17 años y 6 meses de prisión por un delito de asesinato con alevosía, mientras que la defensa reclama la absolución o alternativamente una pena inferior a 10 años, al concurrir las atenuantes de arrepentimiento espontáneo, drogadicción y miedo insuperable.

Los hechos juzgados se produjeron la madrugada del 10 de diciembre de 2007 cuando el acusado, de 36 años, coincidió en un bar de Les Borges Blanques con el ciudadano marroquí Khalid Mouradi, de 33. Esta persona era la que presuntamente le suministraba cocaína, sustancia a la cual era adicto. Tras tomar varias consumiciones, ambos se dirigieron al domicilio del acusado. A los pocos minutos, después de una discusión en el comedor por la mala calidad de la droga, Malagón cogió una escopeta de caza que tenía en la habitación y efectuó tres disparos contra el presunto camello, dos en el tórax y uno en las nalgas.

La víctima, malherida, se arrastró por el pasillo y aún tuvo fuerzas para llamar a la puerta de dos vecinos con el fin de pedir ayuda, pero murió instantes después en el rellano de la escalera.

El presunto homicida abandonó la vivienda y se entregó en la comisaría de los Mossos d'Esquadra y confesó el crimen. "Para que llore mi madre, que llore la suya", susurró en estado de shock, según declaró un agente de la policía autonómica.

Se puso agresivo

En la primera sesión del juicio, Malagón explicó que esa noche se encontraba bajo los efectos del alcohol y reconoció haber disparado contra Khalid por miedo a que éste le pudiera hacer algo malo después de decirle que no quería la cocaína que le ofrecía porque estaba muy adulterada. "Entonces se puso muy agresivo, me insultó y me amenazó con cortarme el cuello. Le dije que se marchara de mi casa y me siguió amenazando de muerte, por lo que fui al dormitorio a buscar la escopeta. Al verme llegar se abalanzó sobre mí y tuve que disparar", dijo el acusado.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

La víctima hacía 10 años que vivía en el municipio y tenía numerosos antecedentes policiales por tráfico de drogas.

La defensa argumentó que el acusado se hallaba bajo los efectos del alcohol y las drogas, y que disparó en legítima defensa, circunstancias que le eximen de toda responsabilidad criminal.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_