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Reportaje:

Espionaje andino al estilo de la Guerra Fría

Crece la tensión entre Chile y Perú por el supuesto caso del suboficial peruano que vendió secretos a Santiago

Las heridas de la guerra del Pacífico nunca acaban de cerrarse entre Perú y Chile cuando ya han pasado 125 años. Aún hoy, ambos mantienen un contencioso en La Haya por la frontera marítima como vestigio de aquel conflicto. Cualquier chispa desata un incendio entre los dos países suramericanos. La última ha sido nada menos que un asunto de espionaje militar. El caso del suboficial peruano Víctor Ariza, supuesto colaborador a sueldo del servicio secreto chileno, ha echado todos los esfuerzos de acercamiento de la presidenta chilena Michelle Bachelet hacia su vecino del norte.

La dura reacción peruana por el supuesto caso de espionaje ha sido mayoritariamente interpretada en Chile como una manifestación exagerada de nacionalismo en Lima, que sobre todo conviene al presidente, Alan García, para dar un impulso a su baja popularidad en las encuestas y, según muchas fuentes, una vía por la que los militares peruanos expresaron su malestar por las recientes compras de armamento chileno.

Ariza confesó haber revelado el plan estratégico de Fuerza Aérea de Perú
La crisis agudiza el enfrentamiento por la frontera marítima entre ambos países

Bachelet, que pronto acabará su mandato con una popularidad récord en la historia chilena -un 80%-, ha pedido serenidad a García. Todos los candidatos a las presidenciales de diciembre han apoyado sin fisuras al Gobierno.

Lo que más ha molestado en Chile es la desproporción de la reacción del Gobierno de Lima. El presidente peruano y su ministro de Exteriores, ante la trascendencia del caso en la prensa, se retiraron de la reciente cumbre del Foro Asia-Pacífico -al que acudió Barack Obama-, y García se refirió a Chile como "republiqueta" y "envidiosa" del desarrollo de Perú, en un tono que en Santiago se lo ha comparado con las salidas habituales del presidente de Venezuela, Hugo Chávez.

El Gobierno chileno niega el espionaje. Sin embargo, el viernes, la revista chilena Qué Pasa, citando fuentes del servicio secreto, dejó entrever que la denuncia peruana puede, al menos en parte, ser cierta.

Ariza fue detenido el 30 de octubre, mientras almorzaba con amigos en un restaurante de Lima. Un juez había emitido una orden de captura contra él por lavado de dinero. La investigación por este delito fue la que destapó el caso del espionaje y Ariza acabó también acusado de traición a la patria.

La historia de los vínculos de Ariza con el espionaje chileno se remonta a 2002. Al parecer, el militar fue contactado cuando prestaba servicio como edecán adjunto de la Fuerza Aérea en la Embajada de Perú en Santiago. La denuncia peruana contra Ariza sostiene que éste pasaba la información al chileno Daniel Márquez Torralba, quien habría sido su primer enlace.

Más tarde, Ariza recibió una serie de instrucciones y claves para encriptar sus comunicaciones. Infoturistel@yahoo.es era la dirección desde la que el militar peruano remitía sus despachos. La consigna era reportarse al menos una vez por semana, incluso cuando no había información alguna que entregar. El expediente que Perú ha remitido a Chile incluye copias de los correos electrónicos que Ariza había mandado de esa dirección. El nombre clave de su contacto era Víctor V. En el informe también consta que Ariza solía reunirse con sus contactos chilenos en Argentina y Uruguay "para despistar", como admitió el propio suboficial.

En 2008, Ariza cambia de contacto. Márquez es reemplazado por Víctor Vergara Rojas. El militar peruano sostiene que sus dos contactos eran ex miembros de la Fuerza Aérea chilena, pero el Gobierno de Bachelet lo ha negado. En el informe también hay comprobantes de transferencias de dinero, a través de Western Union, por un total de 135.000 dólares. Por espiar, según la acusación, Ariza recibía 3.000 dólares mensuales y pagos adicionales que podrían llegar a 8.000 dólares por determinadas informaciones.

Aunque las sospechas sobre las actividades secretas de Ariza se remontan a 2006, el suboficial siguió en activo en la Dirección de Inteligencia de la aviación militar. Al respecto circulan dos teorías: una habla de negligencia de los mandos militares e incluso de oficiales que habrían extorsionado a Ariza a cambio de dinero. La otra señala que los mandos, al corriente de lo que hacía Ariza, lo habrían utilizado para filtrar información falsa a Chile.

En noviembre, cuando el fiscal Jorge Chávez Cotrina, especializado en crimen organizado, se hizo con el caso, Ariza se derrumbó durante los interrogatorios y confesó sus actividades ilícitas. Incluso proporcionó las claves necesarias para desencriptar los datos encontrados en sus ordenadores. La policía registró dos inmuebles de Ariza y allí encontró ordenadores y documentos clasificados de la Fuerza Aérea.

Ariza confesó que entre los documentos que había filtrado a Chile se encontraba el plan estratégico de su cuerpo, que contempla aspectos tales como las futuras adquisiciones de la Fuerza Aérea y los planes para repotenciar el armamento. Ariza narró que un día sacó el documento de su oficina, lo fotografió página por página, lo pasó a sus contactos chilenos, y lo devolvió al día siguiente. Vía correo electrónico, los enlaces chilenos le pidieron datos específicos sobre la condición operativa de las aeronaves peruanas y los planes para repotenciarlas, en especial, demostraron mucho interés en el proyecto de renovación de los cazas Mig-29 de origen ruso.

Cuando le preguntaron por qué lo había hecho, Ariza aseguró: "En primer término, por desafectación a la institución a la que pertenecía, ya que fui víctima de maltratos psicológicos durante 2000 y 2001, y también por problemas económicos". Ariza se enfrenta a una condena de hasta 35 años de prisión.

Las sospechas de que el suboficial es apenas una parte de una red de espionaje mayor se reforzó cuando éste declaró que sus enlaces chilenos le recriminaron su lentitud. "De todos, eres el más lento", le dijeron una vez, según cuenta en el expediente. Otro suboficial peruano ha sido denunciado por espionaje y están siendo investigados una decena de militares más.

El presidente peruano, Alan García, junto a su par chilena, Michelle Bachelet, en Santiago en noviembre de 2007.
El presidente peruano, Alan García, junto a su par chilena, Michelle Bachelet, en Santiago en noviembre de 2007.EFE

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