Parábolas que hielan
En las últimas horas, dos políticos en activo y un activo político en la reserva han llevado el tremendismo verbal que domina el escenario público español hasta límites alarmantes. Xabier Arzalluz, ex presidente del PNV, manifestó el jueves
en un acto público celebrado en Tolosa que consideraba al ministro Rubalcaba y al consejero vasco Rodolfo Ares "el enemigo directo" del pueblo vasco. También dijo que a ellos les teme "más", sin precisar con qué
o quiénes establecía la comparación. En Euskadi, donde abundan los sujetos dispuestos a tomarse las metáforas al pie de la letra, calificar a alguien de enemigo del pueblo vasco es algo más que palabras que se lleva el viento.
El mismo día, en el Congreso de los Diputados y en plena disputa sobre la nueva Ley de Financiación Autonómica, el portavoz de CiU Josep Sánchez Llibre acusó a los parlamentarios que votaran esa ley de estar "asesinando políticamente con premeditación al Estatuto de Cataluña".
Asesinar: una palabra que no se puede utilizar a la ligera, metafóricamente, en un país en el que todavía hay bastantes personas que consideran que la política es la continuación de la guerra (civil) por otros medios. La guerra civil: "A usted -dijo Francisco Camps, presidente de la Comunidad Valenciana- le encantaría coger una camioneta y venirse de madrugada a mi casa, y que por la mañana apareciese yo boca abajo en una cuneta". Se lo decía al portavoz del partido socialista valenciano, en respuesta a la presentación por parte de ese partido de una querella contra Camps y varios colaboradores por supuesta financiación ilegal de su partido.
Una camioneta, de madrugada: no puede ser casual la elección de los elementos de esa siniestra parábola. A las tres de la madrugada del 13 de julio de 1936 los ocupantes de una camioneta se presentaron en el domicilio del diputado derechista José Calvo Sotelo, y se lo llevaron detenido. Su cadáver apareció a la mañana siguiente en el cementerio del Este de Madrid. Cinco días después se producía el levantamiento franquista que dio origen a la Guerra Civil.
Hay metáforas con las que nadie debería jugar.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.