El nuevo consejo de RTVE, pendiente de otro pacto

La mitad de los 12 miembros del consejo de administración de RTVE concluyen su mandato el próximo 15 de enero. Son los que, por sorteo, deben ocupar sus cargos, excepcionalmente, tres años (frente a los seis que dura un mandato ordinario). Pero hasta ahora no han recibido ninguna indicación de los grupos políticos o de los sindicatos por los que fueron propuestos. Para su to entre el PSOE y el PP, similar al que Zapatero y Rajoy han alcanzado para convertir a Alberto Oliart en presidente de RTVE en sustitución de Luis Fernández, que hoy hará efectiva su dimisión en una reunión extraordinaria del consejo.

Algunos vocales que deberían ser sustituidos dentro de dos meses mantienen que podrían permanecer en sus puestos más allá de lo que marca la legislación. Esgrimen que "no hay urgencia" en la renovación porque nadie pensaba que ésta iba a coincidir con "un momento tan crucial" como que actualmente vive RTVE. En un corto periodo de tiempo se producirá la incorporación de un nuevo presidente de la corporación, un cambio radical en el modelo de Televisión Española (sin publicidad y con la obligación de poner en antena programas de acreditado servicio público) y una auténtica revolución del sector audiovisual con la llegada del apagón analógico en abril de 2010 y la multiplicación de canales.

Todos estos factores son puestos sobre la mesa para argumentar la conveniencia de que el actual consejo pudiera continuar en su puesto más allá del próximo mes de enero. "Todas las posibilidades están abiertas, pero depende de un acuerdo entre los partidos", explica uno de los vocales afectados.

A principios de año tocaría abordar el relevo de Manuel Esteve y Jesús Andreu (propuestos por el PP), Mari Cruz Llamazares (PSOE), Santos Ruesga (UGT), José Manuel Silva (CiU) y Francesc Beluel Silva (CiU) y Francesc Bellmunt (ERC). Para la renovación del consejo es necesaria una mayoría de dos tercios del Congreso y el Senado. Aunque antes de poner nombres sobre la mesa, los partidos podrían replantear incluso la actual distribución de las cuotas. El PNV, por ejemplo, estaría en disposición de reclamar una plaza en detrimento de la que ocupa ERC, ya que el grupo vasco obtuvo más diputados que la formación catalanista en las elecciones generales de 2008.