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Reportaje:

Hartazgo en Santa Coloma

Los vecinos desconfían del Consistorio y aseguran que muchas de las actuaciones municipales "olían mal" desce hacía tiempo

Xavi regenta una frutería en un chaflán de la calle de Pompeu Fabra, en Santa Coloma de Gramenet, desde hace 27 años. Cuenta que su clientela es ésa "de toda la vida" y que gracias a ella está capeando la crisis. El caso de corrupción en el Ayuntamiento ha caído como un jarro de agua fría en la ciudad. "Como hijo de Santa Coloma me sabe muy mal lo que ha pasado, sobre todo por la mala imagen ha dado de la ciudad. Siempre se ha tenido mal concepto de ella y no nos lo merecemos", explica tras el mostrador.

La moral de Santa Coloma, que había superado ya esa etiqueta de "ciudad sin ley" con que se la conocía en la década de 1970, está tocada. Las investigaciones apuntan a que la red corrupta se lucraba a base de pelotazos urbanísticos y tenía como epicentro el Ayuntamiento, cuyo alcalde, Bartomeu Muñoz, y el concejal de Urbanismo, Manuel Dobarco, están en prisión. Pero, sobre todo, porque ha pasado en plena crisis. El paro se ha duplicado en la ciudad y los brotes verdes escasean. Todo ello ha llevado a las asociaciones vecinales, que hasta ahora se movían casi por libre, a unirse y a emprender acciones conjuntas. La más ruidosa sacó el jueves a la calle a 1.500 personas.

"Quien diga ahora que no sabía nada es que miraba hacia otro lado"
La trama ha dolido más en una ciudad que ha visto como se duplicaba el paro

El caso Pretoria ha generado una profunda desconfianza de la ciudadanía hacia las administraciones. El actual gobierno municipal ha anunciado una auditoría de la empresa municipal Gramepark, en el ojo del huracán. Pero la iniciativa no parece haber calmado los ánimos. La Plataforma per a la Defensa de la Serra de Marina i Can Zam, que reúne a una treintena de entidades, replicó pidiendo "la disolución del actual Consistorio y el nombramiento de una junta gestora hasta las próximas elecciones".

"Quien diga ahora que no sabía nada es porque miraba hacia otro lado. Nosotros ya habíamos denunciado en los plenos que algunas reformas olían mal", explica Miguel, miembro de la asociación de vecinos de la Serra de Marina. "En el Ayuntamiento se sabía lo que estaba pasando. Y si Bartomeu les ha engañado a todos, merecen irse por tontos", corrobora Rafa Vives, de la Unió Colomenca d'Atletisme. La entidad llevaba 20 años pidiendo una pista deportiva de 400 metros (la actual es de 250) como tienen otras ciudades similares. Tras muchas negociaciones, el Consistorio les ofreció reformar la actual "con una inversión de 3,5 millones de euros. Y con ese dinero, ¿no era mejor hacer una nueva? Otras similares han costado 1,4 millones", alega Vives, sobre un proyecto que ve "sospechoso".

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La realidad es que casi cada barrio cuenta con algún proyecto que ha despertado polémica. Desde la reforma de Safaretjos a los nuevos pisos de Singuerlín, el Cubics y la Bastida. "¡Pero si no paraban de construir aparcamientos!", añade Mari Carmen. Muchas entidades acusan a Muñoz de poco dialogante, nada transparente y de olvidarse de los equipamientos y favorecer la industria de la construcción aunque algunos manifestantes dudaban, por ejemplo, de que se hubiera metido un euro en el bolsillo dada su holgada situación económica.

Como alcalde, Muñoz, hijo del último alcalde franquista conocido como "el hombre de los mil pisos", revalidó dos mayorías absolutas. Fue capaz de sortear las críticas y con algunas medidas se ganó a mucha gente: ocurrió con el caso de la gratuidad de los libros de texto y con un plan anticrisis con el que se comprometió a costear el agua, la luz y el gas a las familias con impagos. Pero lo que nadie vio nunca con buenos ojos era que viviera fuera de la ciudad, en la parte alta de Barcelona. "A Manuela de Madre la veías por la calle, podías hablar con ella y decirle lo que no funcionaba. Tomaba nota. A veces se arreglaba al poco y otras no, pero con él...", explica Xavi, junto a su frutería.

Juan, de 55 años, se ha quedado en el paro tras 23 años en una empresa de Santa Perpètua. Pertenece a ese 17% ciudadanos sin empleo y que lleva especialmente mal el caso Pretoria. "Me sabe doblemente mal", dice. Su temor y el de muchos vecinos es que la paralización de algunas reformas por la investigación implique un frenazo en la inversión en Santa Coloma en los próximos tiempos.

El PSC debate el relevo

La ejecutiva del Partit dels Socialistes (PSC) se reunirá hoy para debatir y elegir al sustituto de Bartomeu Muñoz, que deberá ser después ratificado en el Pleno del Consistorio. La cúpula del partido no quiere dilatar más el asunto y espera que Antoni Fogué, presidente de la Diputación, acepte ser el nuevo alcalde de Santa Coloma lo que resta de mandato y cabeza de lista las próximas municipales. Pero Fogué, a quien le ha afectado profundamente la trama de corrupción, ha presentado una fuerte resistencia a aceptar el cargo básicamente por razones personales. En 2008, ya relevó a Celestino Corbacho cuando fue nombrado ministro de Trabajo. Casado con Manuela de Madre, Fogué es biólogo y es edil desde hace 22 años. No ha querido hacer declaraciones, aunque dijo que se ponía a disposición del partido. Si Fogué tira la toalla, otra de las opciones sería Carmen Moraira, tercera teniente de alcalde, o, con menos opciones, Joan Carles Mas, el actual alcalde provisional. Mas dijo ayer que no cree que el caso Pretoria afecte electoralmente al PSC si hace, eso sí, las cosas bien y recupera la confianza de la ciudadanía.

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