Devolución íntegra del dinero afanado

Leo en los titulares de prácticamente todos los diarios que en el Parlamento sus señorías pretenden modificar no menos de seis leyes para tratar de frenar la continua escalada de corrupción con la que a diario nos alivian los bolsillos de lo poco que dejan los impuestos.

Me parece estupendo que reformen el Código Penal para endurecer las sanciones, que reformen la Ley de Financiación de los Partidos Políticos, la Ley Electoral, la de Bases de Régimen Local, la de Incompatibilidades, la de Contratos del Estado, que fortalezcan el papel del Tribunal de Cuentas y tantas otras como fueran menester.

Pero, considerando que si a la levedad de las sentencias actuales y/o futuras -no creo que tiren piedras contra su propio tejado- se le añaden los indultos, terceros grados y otras zarandajas, sólo pasan un ratito en la trena y, por el contrario, disponen de toda una vida para disfrutar ellos y sus descendientes de lo que se llevaron y nunca devolvieron, en mi modesta opinión, creo que, para hacer que "el miedo guarde la viña", sólo sería menester modificar el Código Penal estableciendo la ineludibilidad del cumplimiento íntegro de las penas impuestas, así como la imposibilidad de salir de la cárcel hasta haber devuelto íntegramente el importe total de lo afanado.

Este último punto entiendo que es totalmente constitucional puesto que, aunque pudiera convertirse de hecho en cadena perpetua, es perfectamente eludible por el interfecto mediante la devolución íntegra de lo que con malas artes consiguió.