El clan Russo pasa a la historia
En 24 horas la policía descabeza a una de las mayores bandas de la Camorra
La policía italiana detuvo ayer en Sperone, región de Campania, a Pasquale Russo, que junto con su hermano Salvatore, detenido el día anterior, dirigía uno de los más importantes clanes de la Camorra. Pasquale Russo, de 63 años, figuraba, como su hermano menor, entre los 30 fugitivos más peligrosos del país, estaba huido de la justicia desde 1993 y había sido condenado a cadena perpetua por varios asesinatos y por asociación mafiosa.
Al ser detenido, Pasquale cumplió el ritual de algunos jefes de la Camorra y la 'Ndrangheta y entregó su bastón y su coppola (sombrero), sus símbolos de mando, al comandante de los carabineros que le encontró, Fabio Cagnazzo. El gesto es el mismo que hizo el mítico fugitivo Carmine Alfieri -hoy arrepentido- cuando fue arrestado en Saviano (Nápoles) el 11 de septiembre de 1992.
Los negocios de la familia iban desde la extorsión a la 'mozzarella'
En la operación de ayer, realizada al alba, fue arrestado además otro de los hermanos Russo, Carmine, de 47 años, incluido desde 2007 en la lista de los criminales más buscados. Con la detención de los tres hermanos en 24 horas, la Fiscalía Antimafia de Nápoles ha decapitado a uno de los más importantes clanes de la región, que controlaba las actividades ilegales en el área de Nola, ciudad situada en las faldas del Vesubio.
El primero en caer fue Salvatore, de 51 años, detenido el sábado en una casa-zulo situada en una granja de Somma Vesuviana. Estaba huido desde 1995 y sobre él recaen los cargos de uso ilegal de armas, asociación mafiosa, homicidio y ocultación de cadáver, entre otros. Los Russo eran los padrinos despiadados de un clan que es el referente en esa zona campana de la mafia siciliana. Un consorcio criminal que se caracteriza por la intimidación, a través de la red de extorsión (el pizzo) y por una actividad empresarial diversa, desarrollada en comunión con el mundo político local.
En febrero de 2008, una operación dirigida por la fiscal Simona di Monte contra el clan Russo acabó con el secuestro de bienes por valor de 300 millones de euros: fueron incautados inmuebles, supermercados, coches de lujo, e incluso una empresa de avellanas, consideradas el oro de la región.
En agosto de ese mismo año, Nello Trocchia describió en la revista Narcomafie cómo era la vida en Nola: "Aquí todos pagan y están callados". "Incluso la mozzarella es negocio suyo", denunciaba el artículo. "Al silencio de las empresas y del mundo del trabajo responde el silencio de la prensa y del mundo político: la Comisión Antimafia no cita la nolana como zona de Camorra, y en sus informes evita valorar las relaciones entre políticos y clanes".
El feudo de la familia Russo era el pueblo de San Paolo Bel Sito, en el que viven 3.000 personas. El Ayuntamiento ha sido disuelto dos veces por infiltración camorrista. En 2007, el entonces primer ministro Romano Prodi inauguró en Nola un centro comercial sin licencia municipal. En ese "contexto de fábula", escribía Torcchia, "el clan aumentó su apoyo y metió más aún sus manos en la economía local".
El fiscal de Nápoles, Giovandomenico Lepore, responsable de la captura de los Russo, contó ayer que despertó a los ministros de Interior y de Justicia "para darles la buena noticia, pero también para recordarles que necesitamos más medios y que operaciones como ésta no se hacen a coste cero".
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