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Caixa Galicia y Caixanova cierran un centenar de sucursales este año

PP y PSOE mantienen un equilibrio de poder en los consejos de administración

La reducción de oficinas y empleos que puede generar la eventual fusión de las cajas gallegas, que resulta práctica habitual en un proceso de integración, vendrá precedida de una fase de adelgazamiento en la que ya están inmersas Caixa Galicia y Caixanova. Ambas cuentan, respectivamente, con 839 y 560 sucursales que han venido menguando por la propia crisis económica, que fuerza el cierre de oficinas no rentables en gran parte del sistema financiero. A final de año, cerca de un centenar de sucursales de ambas cajas habrán cerrado sus puertas, aunque por caminos distintos y en diferente proporción.

En los nueve primeros meses del año, Caixanova ha procedido a clausurar 25 oficinas, que se suman a las 52 que eliminó de su red Caixa Galicia sólo hasta junio. Aunque fuentes oficiales de Caixa Galicia optan por esperar a la presentación de resultados trimestrales para ofrecer el dato de los últimos tres meses, desde los sindicatos con representación en la entidad, tanto de CC OO como de la CIG avanzan que las oficinas cerradas hasta septiembre sumarán 66, con lo que ambas cajas habrían cerrado ya 91, "a falta de contabilizar los últimos tres meses del año". Sin confirmación oficial por parte de la entidad, las mismas fuentes de CC OO en Caixa Galicia señalan que "el ritmo de cierres se ha ralentizado durante los últimos meses, y se ha procedido a realizar de forma intermitente durante el verano, con reaperturas, y también a la cancelación de oficinas de atención parcial que no pueden ser computadas como clausuras". Ninguna de las reagrupaciones ha conllevado hasta ahora reducción de plantilla, añaden.

La fusión tendría consecuencias directas para unas 200 empresas
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Las actuaciones de las cajas en este frente siguen caminos distintos. Caixanova ha optado por recortar su red comercial en Galicia, mientras que en el caso de Caixa Galicia la merma de oficinas se ha centrado en las repartidas por la geografía nacional. Así, según datos de las propias entidades, en el caso de Caixanova han sido 27 clausuras en la comunidad gallega (de 415 a 388), por dos aperturas en el mercado español. Hasta junio, Caixa Galicia había procedido a eliminar 15 sucursales de su red gallega y 37 en el resto de España. La entidad dirigida por José Luis Méndez contaba en esa fecha con 499 establecimientos implantados en territorio gallego. Así, ambas cajas sumarían en su red gallega 887 oficinas.

La naturaleza jurídica de las propias cajas, y el plano político en el que está sumido el debate a falta de pronunciamientos explícitos por parte de sus directivos, permite comprobar cómo actualmente existe una correlación de fuerzas en los consejos de administración de ambas entidades.

El órgano de decisión de la primera caja gallega cuenta con una representación de cinco miembros designados por las corporaciones locales. De ellos, tres cargos están ocupados por el PP y otros dos por dirigentes del PSdeG, entre los que se encuentran el alcalde de Lugo, José Clemente López Orozco, y el presidente de la Diputación de A Coruña, Salvador Fernández Moreda, que ocupa la vicepresidencia primera. Al frente de Caixa Galicia se encuentra el ex diputado popular Mauro Varela. Otros cargos del PSOE se sientan en el consejo, caso de la secretaria de Organización, Mar Barcón, pero dentro de la cuota correspondiente a entidades. En total, cuatro populares frente a tres socialistas. Caixa Galicia no cuenta con ningún representante del BNG.

En el consejo de Caixanova, siete de los 19 asientos los ocupan personas elegidas por ayuntamientos o diputaciones. En este caso gana el PSdeG, con tres representantes de los concellos de Vigo y Ourense. El PP ha nombrado a dos de sus miembros desde las diputaciones de Ourense y Pontevedra, mientras que el BNG controla otros dos sillones por designación de los consistorios de Pontevedra y O Porriño. El resto del consejo está formado por delegados de los impositores (clientes) de la caja y por organizaciones empresariales (cámaras de comercio y Confederación de Empresarios). Todos ellos son catedráticos, ingenieros, empresarios o médicos. Ningún miembro del consejo ocupa un cargo político.

Los posicionamientos de los consejos podrían ser decisivos si, como quiere la Xunta, las cajas se embarcan en un proceso de fusión. Una fusión que tiene consecuencias directas para unas 200 empresas. La advertencia lanzada por el diputado popular Vicente Martínez Pujalte y el ex ministro socialista Jordi Sevilla esta semana en A Coruña, en el Club de Iñás, en el sentido de que "la suma conlleva más de dos entidades", tiene su traslación en el caso gallego en un potente brazo industrial. Sumadas, Caixa Galicia y Caixanova pasarían a controlar, por ejemplo, hasta un 15% del capital de Reganosa, la sociedad propietaria de la planta de gas de Mugardos; un 25% de Pescanova; un 9% de la constructora Sacyr, y un 22% de Itínere, la matriz de la concesionaria de la Autopista del Atlántico. Este año, por otra parte, la inversión en obra social de ambas cajas alcanza los 163 millones.

Caixa Galicia, a través de su corporación industrial, participa en más de 100 empresas de 15 sectores productivos. La cifra de negocio atribuido al grupo en 2008 se situó en algo más de 1.200 millones de euros. La aportación de Caixanova no se queda atrás. Participa en 83 empresas de todos los sectores (inmobiliarias, telecomunicaciones, energía, industriales, transporte, audiovisual o servicios) y en el ámbito financiero está presente en el Banco Gallego, del que controla la mayoría del capital, y en el Banco Pastor, del que posee un 5%. Otra de sus joyas es la compañía de cable R, una apuesta fuerte y a largo plazo, ya que la operadora tardó años en obtener beneficios. La naviera Elcano, el grupo auxiliar del automóvil Copo, la conservera Calvo, la empresa Monbus, la audiovisual Filmanova, NH Hoteles, o las industriales Antolín o G.A.M son, por citar algunos ejemplos, activos de la caja del sur.

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