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Reportaje:

Explora, que algo queda

Una exposición en Barcelona aborda la aventura de las expediciones naturalistas y el estudio de la biodiversidad

Jacinto Antón

Una exposición que le encantaría a Stephen Maturin, el ficticio naturalista de Master and commander capaz de afrontar grandes peligros por observar un raro petrel, una iguana nadadora o un fásmido, un insecto palo. Exploradores, aventura y biodiversidad, inaugurada ayer, propone en el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona -en la Sala de la Ballena, transformada para la ocasión en un juego de espejos, un gabinete de naturalista, un moderno laboratorio y hasta un barco de expedición polar: sólo falta el balanceo y el aire gélido para que el efecto sea completo- un viaje entre romántico y técnico al mundo de la exploración naturalista y el estudio de la biodiversidad.

En el recorrido, cosas tan asombrosas como una colección de colibríes, un cráneo de pantera, una moderna cámara automática para capturar imágenes de fauna que parece salida de Predator, la información de que Darwin inspiró la imagen de Anís del Mono y la de que de los ocho millones de especies de artrópodos que se calcula que existen en el mundo, sólo se han descubierto hasta ahora 963.000 (así que venga, a animarse a observar).

También, la historia de una expedición catalana en 1929 a Cochinchina prácticamente desconocida y que la exposición ha permitido documentar, recuperando incluso imágenes. Se trata del viaje que hicieron dos aficionados a la historia natural, el industrial Emili Juncadella i Vidal-Ribas y su amigo y condiscípulo de los jesuitas, el naturalista Joan Baptista d'Aguilar Amat, gran malacólogo (una pareja, salvando las distancias, tipo Maturin y el capitán Jack Aubrey), a fin de que el primero cazara un tigre.

"La exposición responde a dos celebraciones, la del Año Darwin, cuyo viaje es el gran ejemplo de viaje feliz de naturalista, y la campaña de la protección de la biodiversidad", explica el comisario de la exhibición, Francesc Uribe. La primera parte del recorrido, tras la entrada a través de una espectacular escenografía que recuerda más la Entreprise de Star Trek que el Beagle, se ofrecen fundamentos para entender las transformaciones en la actividad de exploración de la naturaleza. Muy simpáticos son los ejemplos de cambio de indumentaria, del sombrero de paja y las botas de mariscador a lo Humboldt en el Magdalena a los trajes de hombre rana a lo Costeau. La sección Exploradores en acción ofrece una lista de los pasos para montar la propia expedición -por modesta que ésta sea- y al final de la exposición, cuya segunda parte trata de visibilizar complejos datos sobre la biodiversidad, se anima a participar en observaciones que ayuden a medirla y conservala: toda una (pequeña) aventura.

La exposición en el Museo de Ciencias Naturales del parque de la Ciutadella.
La exposición en el Museo de Ciencias Naturales del parque de la Ciutadella.JORDI VIDAL
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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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