Históricos "codazos"
El presidente del Orfeó entre 1939 y 1951 cuenta la ambición de Fèlix Millet Maristany por arrebatarle su silla
"Tengo miedo de ciertos codazos para entrar [en la junta del Orfeó] (caso F. Millet) desbancando a algunos fieles en tiempos de vacas flacas y peligrosas. Y yo, que soy un hombre leal, no puedo pasar por ahí". Es la anotación del 30 de enero de 1947 del presidente del Orfeó Català entre 1939 y 1951, el ilustrador Joaquim Renart. Así describía Renart el inicio del asalto de Fèlix Millet Maristany y Lluís Maria Millet para tomar las riendas de la asociación en 1951 tras varias maniobras que Renart recoge en su dietario. Junto a ilustraciones sobre el Palau, los textos de Renart fueron editados en 1992 por Ausa. El libro, explican fuentes cercanas a la editorial, nunca llegó a las librerías a petición de la familia Millet.
La llegada del franquismo motivó la elección de Renart al frente del Orfeó Català. Lo rechazó varias veces, pero el hasta entonces presidente de la entidad, el republicano Albert Bastardas, dimitió para no poner en un aprieto a la asociación. Los años que Renart narra en L'Orfeó Català que he viscut fueron duros: lidió con varios gobernadores civiles hasta que en 1946 el Orfeó volvió a dar conciertos. Sus notas dan fe de que la tarea era ardua, puesto que rechazaba constantemente adherirse a ningún organismo del régimen, traducir el nombre de la entidad al castellano y dar conciertos ante el dictador Franco. Le salió bien.
Renart tenía una gran relación con el que fuera director del Orfeó Lluís Millet, pero no con su hijo Lluís Maria y su sobrino Fèlix Millet Maristany, padre de Fèlix Millet. Lo que en principio era un "ansia improcedente" de Millet Maristany por entrar en la junta del Palau acabó por ser un asalto a la presidencia que empezó a fraguarse en 1949, cuando el mecenas Rafael Patxot pidió desde Suiza al Orfeó la devolución del dietario del Cançoner Popular y la entidad accedió.
En 1950, Renart relata que Millet Maristany pone en marcha el plan para arrebatarle la presidencia. En la junta del 4 de enero Millet se felicitó de que el Orfeó "era la única entidad catalana que se salvó del naufragio". "¡Ah, paradoja! Dijo que convenía una renovación a base de una junta de mayor categoría, de gente solvente, que se acabara el espectáculo de que en un día de junta del Orfeó Català no hubiera automóviles en fila", describe Renart. En esa junta, Joan Llongueras propuso que Millet fuera presidente del Orfeó. "Millet se quiso hacer el sorprendido", apuntó Renart. Tanto el coro como el sector más catalanista del Orfeó se solidarizaron con Renart. Pero ya no había marcha atrás. Millet estaba decidido a asumir la presidencia y se pidió a Renart que no provocara ningún escándalo. Esa "apetencia que viene de la Ametlla" ganó la partida. Según Renart, Millet le confesó que le había ocultado sus movimientos. Renart cedió y logró un "funeral de primera" como presidente de la entidad. Ante lo cual sólo tuvo una lacónica frase: "¡Salve Millets!".
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