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Una opción muy diferente

Andrea Rizzi

Los misiles interceptores SM-3 por los que apuesta la Administración Obama representan una opción de defensa radicalmente distinta del escudo que George W. Bush pretendía instalar en el este de Europa. Los SM-3 (Standard Missile) constituyen un ágil sistema de intercepción, diseñado para ser instalado en buques de guerra y dirigido a neutralizar misiles de corto y medio alcance. El escudo de Bush, en cambio, estaba pensado para contrarrestar misiles de largo alcance, y habría tenido que ser necesariamente instalado en silos.

Las características del escudo de Bush causaron grandes fricciones con Moscú. Irán no tiene misiles de largo alcance, y no es previsible que los tenga antes de seis años como mínimo y probablemente mucho más. Rusia, en cambio, sí los tiene, y temía que el escudo fuese -también, cuando menos- dirigido a neutralizar parte de su capacidad disuasoria de largo alcance. Los críticos del escudo observaban por otra parte que EE UU ya está protegido de una eventual amenaza de largo alcance por los interceptores que tiene instalados en Alaska y California. El sistema planteado por Bush para Europa, además, estaba todavía en fase de desarrollo, y no tenía capacidad para cubrir el sureste del continente.

Los SM-3, en cambio, están probados (18 éxitos en 22 intentos) y ofrecen una cobertura más amplia mediante instalación en buques y en tierra. Estos interceptores no tienen carga explosiva y neutralizan su objetivo con el mero impacto. Cada uno cuesta unos 10 millones de dólares.

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Sobre la firma

Andrea Rizzi
Corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS y autor de una columna dedicada a cuestiones europeas que se publica los sábados. Anteriormente fue redactor jefe de Internacional y subdirector de Opinión del diario. Es licenciado en Derecho (La Sapienza, Roma) máster en Periodismo (UAM/EL PAÍS, Madrid) y en Derecho de la UE (IEE/ULB, Bruselas).

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