Rajoy rescata a Camps sin explicar por qué no le destituye como a Costa
Pide el cierre de filas con el líder valenciano a la espera de "nuevos elementos"
"No hay nada más injusto que tratar igual a los diferentes. Hay que dar una respuesta a cada caso". Esta idea, defendida ayer por Mariano Rajoy, resume la defensa de la dirección del PP ante una evidencia: la diferencia de trato entre Ricardo Costa, destituido como secretario general del PP valenciano, y su jefe, Francisco Camps, que tenía las mismas o superiores relaciones con la trama Gürtel en Valencia.
Fuentes del partido aclaran cuál es el motivo real: la fuerza política de Camps, muy superior a la de su subordinado. Es mucho más difícil relevar a un barón regional, con el conflicto interno que eso supone, que a un cargo intermedio. Es lo que explica que mientras el PP justifica en la "ejemplaridad" la destitución de Costa, mantenga en su puesto a Carlos Fabra, todopoderoso barón castellonense imputado por varios delitos.
El líder obvia la relación del 'barón' con Álvaro Pérez, 'El Bigotes'
Fraga apuesta por Barberá y duda de la capacidad y la "moral" de Camps
Rajoy acudió al rescate de Camps, criticado sin contemplaciones por su gestión de la crisis, por engañar al líder -"no me ha engañado", desmintió- y por su amistad con El Bigotes, hasta el punto de que Manuel Fraga, presidente fundador, le lanzó una carga de profundidad desde la COPE. "En Valencia tenemos una persona libre de toda sospecha como Rita Barberá", sentenció. "¿Diría lo mismo de Camps?", le preguntaron. "No, no diría lo mismo. Le ha faltado moral para hacer las cosas con energía, ha habido que resolverlo desde Madrid".
Rajoy respondió a Fraga y defendió a Camps varias veces: "Mantengo el mismo nivel de confianza en Camps. Mi deseo es que siga siendo presidente y sea candidato en 2011". Pero no logró explicar con claridad por qué habían destituido a Costa y no a Camps por los mismos motivos.
"No tengo duda de la honradez del señor Costa. Ha trabajado mucho por el partido. Pero el nivel de exigencia a un secretario general es mayor que el de un militante de base", dijo Rajoy. La pregunta era lógica: ¿Y ese nivel de exigencia no sería aún mayor para el jefe de ese secretario general, el presidente del partido, responsable además de haber llevado a Valencia a la red Gürtel cuando Génova los echó? Rajoy dijo que en Valencia pensaban que El Bigotes ya no trabajaba para Francisco Correa, la tesis que defiende el entorno de Camps -que nunca ha explicado sus relaciones con la trama-, y defendió al valenciano: "Una vez archivado el caso que afectaba al señor Camps, no hay ningún elemento nuevo que le afecte ni ninguna actuación que le haga merecedor de ser cesado".
¿Pero hay algún elemento nuevo con Costa, cuya implicación en el caso de los trajes también quedó archivada? Rajoy no lo explicó, pero fuentes oficiales aclararon después que el informe policial sobre financiación ilegal del PP valenciano tan criticado sí contiene novedades. Claro que éstas implican tanto a Costa como a Camps, ya que la red, según las conversaciones, utilizaba la relación personal de El Bigotes con Camps y su esposa para desbloquear el pago de algunas deudas.
Génova pidió y obtuvo ayer -con la excepción de Fraga- el cierre de filas generalizado con Camps, a la espera de esos "elementos nuevos" que muchos temen. El líder no conocía aún, obviamente, las revelaciones de hoy de EL PAÍS sobre las jugosas comisiones que la red obtuvo de la organización de la visita del Papa a Valencia en 2006.
Rajoy se defendió con firmeza de casi todos los golpes, pero falseó la realidad al vender una destitución como una dimisión: "Costa pidió su suspensión como secretario general y como portavoz y se aceptó". Nunca sucedió tal cosa.
Después de seis meses -la última rueda de prensa en Génova fue el 13 de abril- Rajoy cogió al fin el toro por los cuernos y ofreció una detallada explicación, con una docena de preguntas, de su posición sobre el caso Gürtel, lo que pasó, lo que ha hecho y lo que hará el PP. Básicamente: aumentar los controles y endurecer el código ético que ya aprobaron en los 90, tras el caso Naseiro.
Rajoy dejó claro que poco se ha hecho hasta ahora en cuanto a endurecimiento de controles: "Yo no sé qué empresa organizó el acto de Dos Hermanas (Sevilla), por ejemplo. A partir de ahora tendré que enterarme".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Mariano Rajoy
- Ricardo Costa Climent
- Francisco Camps
- Vicepresidencia autonómica
- VII Legislatura Comunidad Valenciana
- Caso Gürtel
- Presidencia autonómica
- PPCV
- Parlamentos autonómicos
- Generalitat Valenciana
- Corrupción política
- PP
- Comunidad Valenciana
- Gobierno autonómico
- Política autonómica
- Comunidades autónomas
- Partidos políticos
- Corrupción
- Casos judiciales
- Parlamento
- Administración autonómica
- Delitos
- Política
- Administración pública
- Justicia