Atunes de alto riesgo

Pescar en alta mar ha sido desde siempre un trabajo duro, pero hacerlo en el Índico es ahora una tarea de alto riesgo. Sin embargo, pese a los incidentes, persecuciones y secuestros de los piratas somalíes los buques atuneros españoles se niegan a dejar esas aguas peligrosas. El negocio del atún aún compensa el desgaste de faenar con miedo en el cuerpo o pagando más de 55.000 euros mensuales por barco para embarcar soldados de fortuna británicos en los atuneros de Bermeo con bandera de Seychelles.

El océano Índico es la fuente de atún blanco más importante para los pescadores españoles. En sus aguas capturan de media entre 180.000 y 200.000 toneladas anuales, el 40% de la demanda nacional. Una treintena de atuneros-congeladores españoles, la mayoría con base en el puerto vizcaíno de Bermeo, faenan en estos momentos en el Índico: 18 bajo bandera española y otros 15 con pabellón de otros países, sobre todo de Seychelles. Son buques modernos de entre 80 y 100 metros de eslora y hasta 1.400 toneladas de capacidad de almacenaje, que cuestan una media de 30 millones de euros y están tripulados por una treintena de personas de distintas nacionalidades. Están específicamente preparados para ese tipo de pesca y su "reconversión para otras tareas es imposible", según fuentes de la Confederación Española de Pesca (Cepesca).

El año pasado, las capturas de atún blanco, según datos del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, ascendieron a 250.000 toneladas, cuyo valor, según precios de mercado, se situaría en unos 300 millones de euros. No obstante, la Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas de Pescados y Mariscos (Anfaco) señala en su informe de 2008 que el sector conservero generó cerca de 1.300 millones.

Se estima que la flota pesquera de altura da empleo directo a 2.000 personas, 600 de ellas en el Índico, mientras que otras 12.000 trabajan en el sector conservero, que tiene al atún como materia prima principal. El secretario general de Anfaco, Juan Manuel Vieites, destaca, sin embargo, que alrededor de la flota y las 135 empresas conserveras existen otros 25.000 puestos de trabajo. "Hay demasiadas familias en juego, y estos problemas de piratería pueden afectar a la industria. Sospechamos que los secuestros, al quedar impunes, van a ir a más si no se toman medidas drásticas", indica el portavoz de una empresa armadora gallega.

Fuentes de la Organización Interprofesional del Atún (Interatun) apuntan que, pese a la rentabilidad de este negocio, las "empresas que sólo tienen un buque no pueden pagar los más de 50.000 euros que cuesta la seguridad privada. Nos hundiríamos".

Los atuneros españoles pasan en el Índico todo el año siguiendo las migraciones de los atunes. Los periodos de faena se miden en mareas. Cada una dura dos meses y a su término los barcos regresan al puerto de Victoria, en Seychelles, para descargar sus capturas, que se mantienen congeladas desde poco después que llegan a cubierta a 16 grados bajo cero. Luego, buques frigoríficos trasladan gran parte de la pesca hasta el puerto base de las empresas pesqueras. En Galicia, los más importantes son los de A Pobra do Caramiñal (el que más descargas registra, tras los de Bangkok y Malta), Vilagarcía y Vigo. En Euskadi, Bermeo es la gran base. Cada dos mareas, se releva a toda la tripulación.