La justicia italiana estudia tumbar la ley que da impunidad a Berlusconi
El primer ministro afronta una semana crucial para su futuro político
"Me dan ganas de irme de Italia, y lo haría si no fuera eso lo que desean mis enemigos". Esta frase, atribuida ayer a Silvio Berlusconi por varios medios afines, denota el estado de ánimo del primer ministro italiano. Berlusconi se siente acorralado y asediado, una víctima no sólo de la prensa sino de los jueces y los llamados poderes fuertes (léase bancos, Mafia, Iglesia, masonería...). Il Giornale (el periódico de su hermano Paolo) y su partido, el Pueblo de la Libertad, cerraron ayer filas y afirmaron que hay en curso un "diseño golpista" contra el Gobierno. Mientras, la Liga Norte le reiteró su apoyo, pero se declaró "preparada para ir a elecciones anticipadas". Y Gianfranco Fini, cofundador del PDL, señalado por Il Giornale de Vittorio Feltri como instigador de la revuelta, advirtió de que si el Gobierno cae no habrá un Ejecutivo técnico: "Las mayorías salen de las urnas".
El magnate deberá pagar 750 millones de euros por sobornar a un juez
El panorama político es cada vez más impredecible. Berlusconi está muy tocado, y sus asuntos privados se sobreponen a los públicos formando un bucle inextricable. Lo único claro es que esta semana es crucial para el futuro de la legislatura y del propio primer ministro; el Tribunal Constitucional empieza a analizar hoy el Laudo Alfano, la ley de inmunidad para los cuatro altos cargos del Estado (en realidad sólo afecta a Berlusconi) aprobada el año pasado.
La decisión puede ser rápida o demorarse una semana. Si el Tribunal tumba la norma porque considera que atenta contra el principio de que la ley es igual para todos, Berlusconi quedaría en una situación muy delicada y sin margen de maniobra. Sería procesado por las causas pendientes, sobre todo el caso David Mills. La juez condenó hace seis meses al abogado británico al considerar probado que Berlusconi le sobornó con 600.000 dólares para que testificara a su favor, mintiendo, en dos procesos. El procesamiento del primer ministro se aplazó a la espera de la resolución sobre el laudo.
Otra posibilidad es que el Constitucional dicte un parecer parcialmente contrario, lo que abriría la puerta a una nueva redacción de la norma, y permitiría a Berlusconi ganar tiempo. La tercera hipótesis es que la Corte apruebe el laudo, pero sólo el abogado de Berlusconi, Niccoló Ghedini, parece confiar en ella.
La presunta aparición de novedades en el escándalo de prostitución protagonizado por Berlusconi junto al empresario Gianpaolo Tarantini, que el propio primer ministro da por hecha, es otra espada de Damocles. La derecha prepara el terreno sugiriendo que el caso sería una trampa tendida por la Mafia al mujeriego impenitente, cuyo comportamiento descocado es un secreto a voces. El líder de la Liga, Umberto Bossi, afirmó que las rondas de prostitutas son "un problema de Mafia". "Hemos hecho leyes durísimas contra la Mafia", argumentó Bossi, "y el riesgo era que se la tomaran con Berlusconi. Las prostitutas las mueve la Mafia".
La tercera pata de la presunta conspiración es la sentencia en primer grado que pone fin momentáneo al litigio por el control del Grupo Mondadori, que comenzó en 1991. El sábado, la caja fuerte del imperio Berlusconi, Fininvest, fue condenada por un tribunal civil de Milán a pagar 750 millones de euros, la mayor indemnización de la historia del país, a Carlo de Benedetti, dueño de CIR, editor de La Repubblica.
Para Berlusconi, la sentencia demuestra que hay un "plan subversivo" para despojarle del poder. El juez considera que el primer ministro y empresario conoció necesariamente y fue "corresponsable" de la corrupción judicial que concedió a Fininvest el control de la editorial y la revista Panorama, dejando a De Benedetti La Repubblica y L'Espresso.
En 2007, Cesare Previti, mano derecha de Berlusconi, fue considerado culpable de sobornar al juez que dictó el Laudo Mondadori, y De Benedetti impulsó una causa civil pidiendo una reparación por daños. El tribunal le da la razón al afirmar que la decisión no fue justa y ocasionó un gran daño patrimonial a CIR. Fininvest recurrirá tanto la sentencia como el pago de la cantidad, aunque Berlusconi ha dicho que no tiene esperanzas. Ayer, las acciones de CIR volaron en Bolsa, subiendo más de un 10%.
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