La Generalitat desmantela la última mutua gremial de pensionistas

Atónito se quedó ayer Jordi Regincós Vilà al saber que su otorrinolaringólogo ya no será más su otorrinolaringólogo. "¿Y ahora qué? ¿Dónde tendré que ir?", preguntaba el anciano de 77 años en la puerta del centro de salud de Mutuam de Girona. El 30 de noviembre será el último día en que podrá visitar a su médico especialista. Mutuam cierra sus centros de Tarragona, Lleida y Girona, con 5.900 pacientes asignados que deberán cambiar de médico de cabecera. En un futuro cesará también la actividad en Barcelona, donde hay 52.684 usuarios.

La Generalitat ha dispuesto, de acuerdo con la compañía, acabar con el sistema de medicina general y especialistas que ofrecía la aseguradora a jubilados del sector textil. La última mutua gremial de Cataluña de pensionistas ya no es rentable. El 30 de septiembre cerraron los centros de Tarragona y Lleida (1.770 pensionistas) y Girona es la siguiente provincia en la lista (4.130 jubilados). El 31 de octubre cierran los consultorios del Ripollès y la Garrotxa, con aproximadamente 1.500 personas asignadas; el 30 de noviembre, los centros del Gironès y el resto de comarcas, con 2.630 personas afectadas.

"Se les ha muerto el bebé, lo han enterrado y ahora nos invitan al funeral", lamentaba ayer Carles Batlle, portavoz de los jubilados de Girona. Su principal queja es que nadie les ha avisado del cierre. "Nos enteramos porque había un rumor, todo el mundo hablaba de ello, pero no sabíamos exactamente cuál era la situación", explicaba ayer Batlle. Finalmente, el jueves se reunió, en su calidad de portavoz, con miembros del Departamento de Salud y de la aseguradora y le informaron de que el convenio entre Servicio Catalán de Salud y Mutuam está ya rescindido. Salud ha decidido esperar a que el cierre sea inminente para informar a los usuarios. Si avisa con más antelación teme despistar a los ancianos.

Teresa Buadés y su hermana Joana, de 79 y 81 años, albergan, sin embargo, una esperanza. "¿Seguro que es definitivo?", preguntaba la más joven a la salida de la visita del médico de cabecera, al que hace más de 20 años que acuden. Ellas sí sabían del cierre. Joana llevaba doblada en el bolso una hoja impresa, sin membrete alguno, donde se convocaba a una reunión el próximo el jueves en la Casa de la Cultura para hablar del tema. Esa misma hoja estaba pegada en la puerta y sobre el mostrador del dispensario de la calle de Iberia de Girona. Los trabajadores del centro desconocen qué será de ellos.

"Es un sistema obsoleto", esgrimió ayer el director de Servicios y Calidad del Servicio Catalán de Salud, Francesc Brossa. Mutuam viene de la antigua aseguradora Montepío Textil de Enfermedades. Firmó su primer convenio en 1988, cuando tenían un gran volumen de asociados que hacía posible que contaran con sus propios consultorios, con médicos y enfermeras. Pero con los años, las defunciones y los cambios de algunos pacientes a la red pública, el sistema ha dejado de resultar rentable. Mutuam ha pasado de 120.000 pensionistas a 58.584 repartidos en 179 localidades. "Al Servicio Catalán de la Salud ya no le sale a cuenta el convenio de colaboración. Los costes son superiores a cualquier entidad que presta atención primaria", aseguró ayer Brossa.

El departamento y Mutuam llevan un año discutiendo la redistribución. La nueva bolsa de pensionistas se sumará al sistema sanitario público. Ello "no pondrá en riesgo ni en crisis la atención ciudadana", defendió Brossa. Y explicó que se reforzarán los servicios allí donde sea necesario.

Mutuam concentrará ahora toda su actividad asistencial en Barcelona, donde vive el grueso de sus pacientes, según explicó ayer el director general de la compañía, Josep Arqués. "Pero tarde o temprano habrá también una reducción", admitió. El plan no afecta a los dos centros sociosanitarios y las ocho residencias que Mutuam cuenta en Cataluña. Tampoco a los servicios de atención domiciliaria y urgente.